martes, 28 de noviembre de 2023

Vidas pasadas (2023)




Título original: Past Lives
Directora: Celine Song
EE.UU./Corea del Sur, 2023, 105 minutos

Vidas pasadas (2023) de Celine Song


Mucho bombo y platillo se le ha dado a este drama romántico de tintes autobiográficos, debut en la dirección de la coreana afincada en Estados Unidos Celine Song (Seúl, 1988). Aunque la realidad, al margen de lo que aseguren las críticas elogiosas y demás parafernalia promocional, es que Past Lives (2023) adolece de un preciosismo vacuo, muy de orden arquitectónico, semejante al que puede apreciarse en títulos no excesivamente lejanos en el tiempo como, por ejemplo, Columbus (2017) del también coreano Kogonada. Así pues, dicho contraste entre una cierta quietud zen y la apatía propia de la ajetreada sociedad neoyorquina impregna de principio a fin el trasfondo de una cinta cuyos referentes visuales oscilan entre la pintura de Hopper y el cine indie auspiciado por el Festival de Sundance.

La trama, un poco en la línea de la francesa Quiéreme si te atreves (Jeux d'enfants, 2003), pero sin tantos aspavientos, gira en torno a los sucesivos reencuentros, cada doce años, de la pareja protagonista. Curiosa premisa a propósito del tópico de los amigos de infancia a los que el destino separa y vuelve a juntar en la que entra en juego, además, el concepto de in-yeon (인연), algo así como la versión budista de la Providencia. Sin embargo, la cantidad necesaria de reencarnaciones para que Nora (Greta Lee) y Hae Sung (Teo Yoo) acaben conectando de pleno ascendería a varios miles, lo cual dificulta enormemente las cosas.



Y es que la lucha por la supervivencia apremia, de modo que Nora, dejando a un lado cualquier atisbo idealista, preferirá casarse con un escritor judío (John Magaro) que le ayude a pagar el alquiler y, de paso, hacerse con la codiciada Green Card. Aun así, ella seguirá soñando en su lengua materna, para desesperación de un marido que siente cómo, a pesar de todo lo que ha hecho por contentarla, nunca podrá acceder a lo más profundo del alma de su esposa.

Una puesta en escena cadenciosa, realzada por la banda sonora del tándem  de compositores Christopher Bear y Daniel Rossen, contribuye a acentuar todavía más el carácter humano de una película que huye de soluciones fáciles a la hora de abordar lo que pudiera haber sido un simple triángulo amoroso sin mayor interés.



10 comentarios:

  1. Hola Juan!
    A decir verdad es con tus comentarios y con los de otros blogs amigos que me voy poniendo al día con el cine. Es curioso la cantidad de películas que en su titulo incluyen la palabra "live", bueno, esa y otros cientos...jeje
    Bueno, me bajo al bar a leer la prensa, no se si podríamos calificar esa actividad como "quietud zen"...
    Saludos!

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    1. Pues, hombre: digamos que las noticias que suelen traer los periódicos no son el mejor bálsamo para alcanzar la paz interior. Aunque todo depende de nuestra actitud, claro. Aparte de que imagino que tomarse un café o una cerveza, sin más, en algún rincón idílico de Vigo debe resultar bastante relajante.

      Saludos

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  2. Pues no sé si merece demasiado la pena.

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    1. A mí no me ha terminado de convencer. Pero ya se sabe que para gustos colores.

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  3. Es cierto, leí críticas positivas sobre este film.
    Tu reseña es el primer contrapeso que recibo, pero bueno, tendré que ver para corroborar. Tú y yo hemos coincidido muchas veces, salvo alguna que otra puntual excepción.

    Abrazo grande, Juan

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    1. Bueno, Frodo: a mí me parece que la clave radica en las expectativas que uno se hace antes de ver la película. En mi caso, leí en tantos sitios que ésta era lo mejor que hay en cartelera que cometí el error de creérmelo y esperar una obra maestra. Ya ves: tan simple como eso.

      Un abrazo.

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  4. Me temo que no me va a llenar, me fio de tu percepción y buen gusto, solemos coincidir.
    Aprovecho para desearte unas muy felices fiestas.
    Abrazos.

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    1. Hombre, pues muchas gracias: viniendo de un maestro como tú, el piropo me hace el doble de ilusión. Felices fiestas también para ti y los tuyos, Fernando.

      Saludos.

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