viernes, 3 de noviembre de 2023

Tres días de noviembre (1977)




Director: León Klimovsky
España, 1977, 82 minutos

Tres días de noviembre (1977) de León Klimovsky


Son varios los clichés, típicos del cine español de finales de los setenta, que se dan cita en la hoy muy olvidada Tres días de noviembre (1977). Por una parte, tanto el cartel publicitario como algunos desnudos fugaces y puntuales que se incluyen a lo largo de la cinta conectarían vagamente con el habitual destape tras cuarenta años de censura franquista. Aunque no es ése, ni de lejos, el verdadero rasgo distintivo de un producto que en su mayor parte oscila entre el drama de suspense y el terror psicológico.

La trama, a partir de un libreto de Luis Murillo, se sitúa en la prestigiosa clínica de recuperación "Los Ángeles": irónico nombre para un centro médico, en apariencia moderno e idílico, cuyos responsables, liderados por el doctor Bustos (Narciso Ibáñez Menta) y sus ayudantes, la doctora Vázquez (Mónica Randall) y el doctor Mestre (Henry Gregor, alias de Heinrich Starhemberg, coproductor del filme), ponen en práctica una singular terapia basada en el pánico como catalizador capaz de "curar" a sus pacientes.



Entre los allí ingresados se encuentran Alicia (Maribel Martín) y Daniel (Tony Isbert), ambos aquejados de dolencias de tipo nervioso como consecuencia de alguna vivencia traumática. En el caso de Daniel, por ejemplo, la ceguera que padece le sobrevino repentinamente a raíz de haber sido testigo del brutal accidente automovilístico en el que, tres días antes de casarse, perdió la vida su novia Charo: escena con la que se abre la película y origen de los trastornos que atormentan al personaje. Alicia, en cambio, permanece postrada en una silla de ruedas desde que a los dieciséis años comenzó a sentir los primeros síntomas de una inexplicable parálisis.

¿Qué debe haber en el piso de arriba, permanentemente cerrado? La pregunta, huelga decirlo, surge de inmediato cuando, noche tras noche, se escuchan gritos terribles de origen incierto que atemorizan a los enfermos. Sin embargo, los continuos giros de guion, junto con recursos tan manidos como las llamadas telefónicas anónimas que reciben unos y otros, mantienen en vilo al espectador hasta desembocar en un final explosivo, marca de la casa, de los que le gustaban al incombustible (y prolífico) León Klimovsky.



8 comentarios:

  1. Pues sí, perfectamente reconocible la mano del prolífico realizador argentino.

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    1. A mí me ha parecido un título interesante, aunque más por el simple afán arqueológico de desempolvarlo que no por sus (escasos) méritos cinematográficos.

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  2. Llegó a dirigir seis películas en un año.

    Un abrazo.

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    1. Lo cual confirma su condición de artesano al servicio de la industria.

      Un abrazo.

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  3. No la he visto, pero como muchas de Klimovsky, el director de La casa de las chivas y tantas otras.
    Saludos.

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    1. Puedes estar tranquilo, Fernando: no te estás perdiendo nada del otro mundo. Si a mí me ha dado por rescatarla, ha sido más por curiosidad cinéfila y también (por qué negarlo) porque me hacía gracia verla un tres de noviembre.

      Saludos.

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  4. Hola Juan!
    Por aquellos años el poster ya resultaba mas que explosivo...jeje
    No sabia de ella, me has despertado la curiosidad.
    Saludos!

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    1. Una de tantas pelis de aquel entonces, si bien el paso del tiempo le ha añadido un interés especial.

      Saludos.

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