lunes, 28 de diciembre de 2020

Rosa de Lima (1961)




Director: José María Elorrieta
España, 1961, 98 minutos

Rosa de Lima (1961) de José Mª Elorrieta


Vida y milagros (nunca mejor dicho) de Isabel Flores de Oliva (1586-1617), que pasaría a la posteridad como Santa Rosa de Lima: primera, de entre los beatos americanos, en recibir reconocimiento canónico por parte de la Iglesia católica. Mística para unos, neurasténica compulsiva para otros, lo cierto es que la película que nos ocupa dista mucho de ser un biopic. Se trataría, más bien, de una hagiografía en toda regla, es decir, del relato elogioso e idealizado de un ser sin mácula: producto típico, huelga decirlo, de los años de la dictadura, que por algo se llamó nacionalcatolicismo a la estrecha relación entre Estado e Iglesia durante el régimen franquista.



En cualquier caso, quien decida adentrarse en las procelosas aguas de semejante panfleto hallará en él los elementos habituales e inevitables de toda cinta de exaltación religiosa: coros celestiales, violines con sordina y novicias extasiadas con la mirada perdida en lontananza. Aunque también se dan cita sujetos de mala vida que, como don Gil de Cepeda (Frank Latimore), llegan al Nuevo Mundo ávidos de oro y aventuras hasta que la abnegada Rosa se cruza en su camino para redimir al crápula de una existencia pecaminosa.



María Mahor, intérprete asidua de este tipo de producciones almibaradas, da vida a la santa adoptando un registro cuya candidez raya en lo cursi hasta resultar a ratos empalagosa. Adjetivos que hoy pueden sonar muy duros, pero que nos dan la medida exacta de la transformación experimentada por este país en los últimos sesenta años. Así pues, arquetipos que, desde instancias oficiales, se consideraban modélicos, ahora se nos antojan simple y llanamente irrisorios.



Queda, por último, destacar lo que Rosa de Lima tiene de "exótico", desde los diálogos adicionales que, según consta en los títulos de crédito, son obra del célebre cronista César González-Ruano hasta la nota localista de indígenas del Perú que, ataviados con chullos y jarapas, danzan al son melifluo de sus zampoñas o acuden al bullicioso mercado de la ciudad, graciosamente recreado para la ocasión en la Plaza Mayor de Colmenar de Oreja (Madrid).



4 comentarios:

  1. Por el título y la época, ya podemos adivinar por qué caminos transcurre el film.

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    1. Ciertamente, Trecce. Sin embargo, y a diferencia de otras cintas de similar temática, ésta contiene, además, elementos que la acercan al cine histórico.

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  2. Interesándome tan poco la religión me da mas desgano aun la película que nos traes hoy ja. Pero mas que nada quería pasar para desearte un feliz fin de año y agradecerte por el comentario en mi blog, me alegraste la tarde! Abrazo grande y pasala bien...

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    1. ¡Ja, ja, ja! Bueno, tampoco yo soy un apasionado del tema. Pero lo que sí que me gusta, y mucho (ya lo sabes), es desempolvar viejas películas de las que ya nadie se acuerda. Por cierto, ¿sabías que Santa Rosa de Lima es la patrona de las Fuerzas Armadas argentinas?

      En todo caso, gracias a ti por tu fidelidad y por tus comentarios.

      Un fuerte abrazo desde Barcelona,
      Juan

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