miércoles, 27 de marzo de 2024

Los confines (1987)




Director: Mitl Valdez
Méjico, 1987, 79 minutos

Los confines (1987) de Mitl Valdez


Después de la primera tentativa que había supuesto su mediometraje Tras el horizonte (1984), el cineasta Mitl Valdez acometió un proyecto de mucha más envergadura al concebir un guion cinematográfico basado en dos cuentos de El llano en llamas y un fragmento de Pedro Páramo. Los textos elegidos fueron "Diles que no me maten" y "Talpa", este último ya llevado a la gran pantalla por Crevenna en el 56, además del célebre pasaje de Pedro Páramo en el que Juan Preciado irrumpe a altas horas de la madrugada en la vivienda de una pareja de hermanos incestuosos.

A grandes rasgos, Los confines (1987) reiteraba el lenguaje visual que su director había ensayado tres años antes al idear una puesta en escena por completo alejada de los estereotipos folclóricos del cine de mariachis y rancheras. En ese mismo sentido, la banda sonora de Antonio Zepeda contribuye a subrayar lo que dicen las imágenes mediante una partitura que oscila entre lo experimental y ciertas resonancias indígenas, dando pie a una atmósfera mucho más acorde con la visión desmitificadora que Rulfo ofrece del Méjico profundo en su obra.



El inconveniente, quizá, estriba en la falta de cohesión entre las distintas partes que conforman la película, si bien ello queda atenuado a través de un ligero aire de pesadilla que flota en todo momento en el ambiente y que actúa de verdadero nexo de unión entre la historia del pobre Juvencio (Ernesto Gómez Cruz), condenado a muerte por un crimen que cometió hace más de tres décadas, y los cuñados adúlteros que cargan con el marido moribundo hasta el santuario de la Virgen.

Según parece, el propio Rulfo, que falleció un año antes de que concluyese el rodaje, se mostraba satisfecho con un proyecto que tuvo ocasión de conocer de cerca a raíz del encuentro casual, en una céntrica librería, entre el escritor y el joven cineasta, recién salido por aquel entonces del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC). Y el caso es que la cinta se sostiene bastante bien gracias a una innovadora forma de narrar en la que la violencia queda fuera de campo y, en cambio, se pone mayor énfasis en la subjetividad del punto de vista de los personajes, a veces cámara en mano, para lograr así que avance la acción.



4 comentarios:

  1. Hace días que no comento porque desconozco la obra de Juan Rulfo y menos sus adaptaciones cinematográficas. Aunque voy tomando nota.

    ¡Feliz Semana Santa! Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Acercarse a la obra de Rulfo es relativamente fácil, teniendo en cuenta que se reduce a apenas tres libros y los tres breves. Por lo demás, las numerosas adaptaciones cinematográficas que se han llevado a cabo demuestran su trascendencia como narrador.

      Un abrazo y feliz Pascua.

      Eliminar
  2. Lo del aire de pesadilla le va bien a los relatos de Rulfo, pienso yo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Digamos que fue consecuencia de la infancia difícil que le tocó vivir.

      Eliminar