sábado, 27 de noviembre de 2021

Marcelino, pan y vino (1991)




Título original: Marcellino
Director: Luigi Comencini
Italia/Francia/España, 1991, 92 minutos

Marcelino, pan y vino (1991) de Luigi Comencini


Dos autocares repletos de visitantes se detienen en las inmediaciones del convento en el que vivió el célebre Marcellino, hoy convertido en bullicioso reclamo turístico del que sacan provecho los vendedores de souvenirs que montan sus tenderetes a la entrada del recinto sagrado. Aunque la voz en off del muchacho irrumpe de inmediato para situar los hechos en una época remota muy distinta a la actual...

Más que un remake en el sentido estricto del término, Marcellino pane e vino (1991) merecería el calificativo de reelaboración. Entre otras cosas porque el italiano Luigi Comencini, que cerraba su larga carrera con esta cinta, decidió trasladar a principios del siglo XVII la historia del niño protagonista. Añadiéndole, además, nuevos personajes (caso de los condes) que no intervenían en la película original. En ese sentido, esta nueva versión del expósito acogido por una comunidad de frailes tiende en mayor medida al fresco histórico y deja de lado la ñoñería de su predecesora.



Por otra parte, la casualidad lleva a creer al arrogante conde (Bernard-Pierre Donnadieu) que Marcellino es el hijo que le arrebataron durante la guerra, por lo que los monjes no tienen más remedio que acceder a que se lo lleve consigo a su castillo. Una vez allí, el chaval deberá sufrir la rigidez de un estricto preceptor (Roberto Herlitzka), así como el desdén de su madrastra (Ida Di Benedetto), figuras que lo amedrentan hasta el extremo de provocar la huida del chiquillo para refugiarse de nuevo en el convento de sus amigos franciscanos.

Cuenta Fernando Fernán-Gómez en sus memorias, El tiempo amarillo, que él y Alfredo Landa, únicos actores españoles del reparto, se llevaron muy bien durante el rodaje y que consiguieron divertirse "a pesar de lo duro, incómodo y desagradable que, por muy diversas causas, resultó el trabajo". En todo caso, ambos son dignos sucesores, respectivamente, de Rafael Rivelles y Juan Calvo, intérpretes de la versión del 55, el primero como circunspecto prior, el segundo bordando su papel de orondo fray Pappina.



6 comentarios:

  1. Si el argumento de la primera ya resulta sorprendente, el de esta aún va más allá.

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    1. Y, sin embargo, esta nueva versión resulta más convencional y menos mística.

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  2. De chico escuchaba mucho ese título pero la verdad que de la película no tenía ni idea... abrazo grande

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    1. En realidad, antes de ser una exitosa película fue un relato de José María Sánchez-Silva. Pero no me extraña que te sonase su título, ya que se convirtió en una frase proverbial.

      Un abrazo

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  3. Hola Juan!
    Gracias por partida doble, me ha gustado recordar ese momento y ese dialogo. Pues mira, no tenia ni idea de esta versión, además me viene estupendamente para mantener vivo mi italiano.
    Saludos!

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    1. De nada, Fran. En realidad, son muchas las versiones que se han llevado a cabo: aparte de una serie de animación, existe también un remake mejicano de 2010.

      Saludos.

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