miércoles, 24 de agosto de 2022

Pequeña música nocturna (1977)




Título alternativo: Dulce Viena
Título original: A Little Night Music
Director: Harold Prince
Alemania/Austria/EE.UU., 1977, 124 minutos

Pequeña música nocturna (1977)


Lo que nos faltaba por ver: un musical basado en una película de Bergman. Y así es, ya que el talento del recientemente desaparecido Stephen Sondheim (1930–2021) concibió un interesante repertorio de canciones inspirándose en el argumento de Sonrisas de una noche de verano (Sommarnattens leende, 1955). Montaje que, además de triunfar en Broadway (donde acumuló más de seiscientas representaciones), sería llevado años más tarde a la gran pantalla por el mismo director, Harold Prince, en una versión que contó con Elizabeth Taylor como protagonista.

A diferencia del filme que la inspiró, una comedia típicamente sueca, A Little Night Music (1977) sitúa su acción en Viena (no en vano, la principal empresa productora que financió el proyecto, la Sascha Filmverleih, era de Austria). Resultado: una cinta de más de dos horas cuyas bazas más remarcables serían el colorido del vestuario fin de siècle, la suntuosidad de las mansiones o su agudeza a la hora de plasmar el boato de la vida social. Sin embargo, el marco histórico en el que se desarrollan los hechos tiene más de opereta que de recreación fidedigna, aunque eso ya sucedía en la puesta en escena ideada por Bergman.



Por otra parte, el mero hecho de que los diálogos cedan su relevancia en beneficio de los números cantados favorece que la causticidad del texto original (una ácida diatriba contra el matrimonio y los convencionalismos sociales) quede un tanto diluida, si bien ello no es óbice para que la trama mantenga intacta la intencionalidad que Bergman quiso darle.

Por último, y ya puestos a rizar el rizo, Harold Prince opta por convertir los enredos de la famosa actriz Desirée Armfeldt y sus amantes en un espectáculo metateatral, motivo por el que se abre y se cierra la acción en un patio de butacas y se sitúa a los personajes, vestidos de blanco, sobre el escenario donde va a tener lugar la representación. Florituras que le valieron a la película sendas nominaciones a los Premios Óscar (por el vestuario y la banda sonora), llegando a obtener la preciada estatuilla gracias a la música y canciones como la hoy ya célebre "Send in the Clowns".



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