martes, 16 de junio de 2020

Centauros del desierto (1956)




Título original: The Searchers
Director: John Ford
EE.UU., 1956, 119 minutos

Centauros del desierto (1956) de John Ford

La silueta de un hombre montado a caballo se acerca desde la lejanía, cubierto de polvo. Hace muchos años que se marchó a la guerra, pero ahora, como el hijo pródigo, regresa al hogar, sin saber que muy pronto se verá envuelto en una búsqueda exasperante e incluso peor que la propia contienda. Responde al nombre de Ethan (John Wayne), aunque si se llamase Ulises su periplo diferiría bien poco respecto al que muestra la película.

Más que un ardid propio del wéstern, el recurso del niño raptado y criado por los indios (o por los gitanos, en su versión europea) pertenece al folclore universal, si bien John Ford era bastante proclive a reutilizar los materiales con los que confeccionaba la épica de sus relatos. Así pues, en Dos cabalgan juntos (1961) volverá a insistir, con algunas variaciones, en dicho esquema, de la misma forma que la secuencia en la que el protagonista lanza el contenido alcohólico de su jarra sobre una chimenea que de inmediato entra en aparatosa combustión remite directamente a una escena análoga de La diligencia (Stagecoach, 1939).

"That'll be the day!"

Los rasgos definitorios de la personalidad de Ethan muestran a un individuo solitario, hasta cierto punto resabiado, cuyo desprecio hacia los indios proviene de una vivencia traumática de la que el espectador apenas tiene constancia si no es por un pequeño detalle que suele pasar desapercibido: la lápida del cementerio sobre la que se acurruca la pequeña Debbie (interpretada por Lana Wood, hermana menor de Natalie) en el momento en el que se cierne sobre ella la sombra del temible jefe Scar (Henry Brandon). Grabada en su superficie, se puede leer la inscripción siguiente: "Here lies Mary Jane Edwards, killed by Commanches (May 12, 1852). A good wife and mother in her 41st year." Es decir, que se trata de la tumba de la madre del susodicho, asesinada a manos de los pieles rojas, probablemente en circunstancias muy parecidas a las del ataque que sacudirá a su recién (y por poco tiempo) recuperada familia.

Hechos trágicos que desencadenan la busca que da título al filme: The Searchers (lo de Centauros del desierto fue un ripio con pretensiones poéticas únicamente circunscrito al ámbito peninsular, aunque la denominación con la que la cinta es conocida en Hispanoamérica, Más corazón que odio, tampoco se queda atrás). Pesquisas, encabezadas por Ethan y su medio sobrino/medio indio Martin Pawley (Jeffrey Hunter), que dotan a la película de la estructura idónea para retratar el agreste paisaje del Far West, desde las planicies nevadas hasta el fastuoso Monument Valley, con los colores refulgentes del sistema Technicolor en formato Vistavision.


8 comentarios:

  1. Qué peli más mala...

    Bueno, en serio: el mejor filme jamás realizado. Así de claro.
    Un abrazo.

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    1. Entusiasmo el tuyo, Fernando, que queda sobradamente probado teniendo en cuenta que bautizaste tu blog con el nombre del protagonista.

      Otro abrazo para ti, compañero.

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  2. Ésta la ví! ...ví muchas de este estilo y, sobre todo, de John Wayne. Cuando era niña, en la televisión argentina, había un canal (canal 11 que luego pasó a ser Telefé) que hacía "Los sábados de súper acción"... allí he visto la mayoría de estas películas...

    Me gustó la entrada porque me hizo recordar... un beso.

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    1. Celebro haberte tocado la fibra, Alma: siempre es alentador que lo que uno escribe suscite emociones a lo largo y ancho de la blogosfera.

      Besos.

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  3. Un western perfecto, una película inolvidable.

    Saludos.

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    1. Totalmente de acuerdo, Ricard: para mí también es un diez indiscutible.

      Saludos.

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  4. Hola Juan!
    Me estaba quedando a cuadros con el comentario de Ethan...jeje, no me había dado cuenta de la broma...
    Poco que añadir a tu estupenda reseña. Supongo que lo mismo que sucede cuando hay una alineación de planetas pues con esta película igual, su dimensión y grandeza es como esas catedrales que cuando entras te quedas sobrecogido mirando hacia el techo.
    Solo un pequeño apunte, aunque en realidad quizás sea una tontería. Cuando se estreno "Mission: Impossible " (1996) creo recordar que se empezó a poner de moda el nombre de "Ethan" y cada vez era mas frecuente escucharlo en los parques, a mi por aquel entonces cada vez que alguien lo pronunciaba me venia a la memoria la imagen de Wayne, hoy me sigue sucediendo, ahora se usa mucho la versión vasca "Izan". Después de este absurdo apunte doy por concluido mi comentario.
    Saludos!

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    1. Bueno: como mínimo ha sido edificante.

      Gracias por tu(s) comentario(s), Fran.

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