Director: Llorenç Soler
España, 2002, 93 minutos
Lola vende cá (2002) de Llorenç Soler |
A Lola (Cristina Brondo) la llaman en el barrio "La Arrecogía", ya que, según se dice, fue adoptada cuando era apenas una recién nacida. Lo cual será motivo de desconfianza por parte de unos vecinos que, pese a que la muchacha se haya criado como una gitana más, se imaginan que la adolescente pudiera ser de origen payo. Hasta el punto de que los padres de Juan no verán con buenos ojos el noviazgo de su hijo con Lola.
Documentalista consumado, el cineasta Llorenç Soler abordó la espinosa relación sentimental entre dos jóvenes de etnia gitana en una cinta que es a la vez ficción y realidad. De hecho, no es hasta transcurridos los diez primeros minutos de metraje que se da paso a los títulos de crédito, después de haber escuchado un buen número de testimonios a propósito de la enorme importancia que los miembros de dicha comunidad otorgan al que la mujer llegue virgen al matrimonio.
No obstante, y según esa misma tradición, el rol de las niñas en el seno familiar, sobre todo una vez que éstas llegan a la pubertad, queda supeditado a lo que digan sus padres y, después, su propio marido. Una jerarquía eminentemente patriarcal en la que incluso los hermanos varones se sienten con derecho a preservar el buen nombre de la hermana. Aunque hay, sin embargo, excepciones a semejante regla y Manuela (Mercedes Porras) representa lo que vendría a ser una gitana moderna e independiente (o, en palabras de quienes la consideran un tanto descastada, una gitana "apayá").
Son muchos los momentos de esta Work in progress en toda regla en los que veremos cómo las cámaras siguen a los actores o que éstos, caso de Cristina Brondo, reflexionan, en primera persona y mirando al objetivo, sobre su personaje. A este respecto, el caso de Lola es muy sintomático, puesto que a ella le gustaría seguir estudiando cuando acabe el instituto, pese a que todo parezca confabularse a su alrededor para que no pueda seguir su propio camino.
Documentalista consumado, el cineasta Llorenç Soler abordó la espinosa relación sentimental entre dos jóvenes de etnia gitana en una cinta que es a la vez ficción y realidad. De hecho, no es hasta transcurridos los diez primeros minutos de metraje que se da paso a los títulos de crédito, después de haber escuchado un buen número de testimonios a propósito de la enorme importancia que los miembros de dicha comunidad otorgan al que la mujer llegue virgen al matrimonio.
Lola (Cristina Brondo) |
No obstante, y según esa misma tradición, el rol de las niñas en el seno familiar, sobre todo una vez que éstas llegan a la pubertad, queda supeditado a lo que digan sus padres y, después, su propio marido. Una jerarquía eminentemente patriarcal en la que incluso los hermanos varones se sienten con derecho a preservar el buen nombre de la hermana. Aunque hay, sin embargo, excepciones a semejante regla y Manuela (Mercedes Porras) representa lo que vendría a ser una gitana moderna e independiente (o, en palabras de quienes la consideran un tanto descastada, una gitana "apayá").
Son muchos los momentos de esta Work in progress en toda regla en los que veremos cómo las cámaras siguen a los actores o que éstos, caso de Cristina Brondo, reflexionan, en primera persona y mirando al objetivo, sobre su personaje. A este respecto, el caso de Lola es muy sintomático, puesto que a ella le gustaría seguir estudiando cuando acabe el instituto, pese a que todo parezca confabularse a su alrededor para que no pueda seguir su propio camino.
Cristina Brondo (Lola) |
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