martes, 18 de abril de 2017

Le pont du Nord (1981)




Título en español: El puente del Norte
Director: Jacques Rivette
Francia, 1981, 129 minutos

Le pont du Nord (1981) de Jacques Rivette


Arranca el ciclo dedicado a Jacques Rivette en la Filmoteca de Catalunya. Y lo hace con la presencia de Bulle Ogier, la actriz que más veces trabajó a sus órdenes. En la presentación previa a la proyección de Le pont du Nord, nos aporta algunas claves para entender mejor el filme: la pareja de mujeres protagonista, madre e hija en la vida real, vendría a ser una especie de don Quijote (Baptiste) y Sancho Panza (Marie) en el París previo a la llegada al poder de François Mitterrand: ayer como hoy, puntualiza Ogier, todo período de interregno conlleva sus propias corruptelas y zonas oscuras.

Arbitrariedades del poder que Rivette tradujo en imágenes mediante la metáfora de un sangriento juego de la oca en el que ambas mujeres se verán involucradas. Porque a pesar de lo estrambótico de la puesta en escena, Marie ha pasado varios años en prisión por pertenencia a una peligrosa banda armada, mientras que Baptiste arremete con furia quijotesca contra las vallas donde se exhiben determinados carteles publicitarios, verdaderos "gigantes" en toda sociedad capitalista que se precie.



Acaba la proyección y se abre el turno abierto de preguntas. Un espectador (argentino, a juzgar por su acento) se interesa sobre el porqué Rivette eligió el Libertango y el Violentango de Astor Piazzolla como música incidental. Y la respuesta no puede ser más sorprendente: "Alguien había olvidado el vinilo en los estudios donde se llevaba a cabo el montaje y se echó mano de él porque era lo único que había en ese momento. Pero una vez montada la película, y en vista de que el resultado funcionaba, se decidió mantenerlo." El azar, siempre el azar... De hecho, Ogier ya nos había prevenido, al ofrecernos sus claves para comprender Le pont du Nord, que el filme sigue una estructura en la que se producen distintos encuentros casuales.

Son varios los asistentes que preguntan sobre el oficio de actriz. En su época, Bulle Ogier tuvo la suerte de poder participar activamente en el proceso de rodaje, hasta el punto de que Rivette decidió incluirla, junto con su hija, como coguionistas del filme. Ello se debe a que era un director que gustaba de basar su trabajo en la improvisación. Como esas estrafalarias llaves de karateca que la malograda Pascale (fallecería de un infarto apenas tres años después, el día antes de cumplir 26 años) ejecuta en el tramo final de Le pont du Nord. Mucho han cambiado las cosas desde entonces, aunque la francesa se muestra cauta a la hora de opinar, tal vez debido a la moderación que conlleva la experiencia, tal vez a causa de que son casi las once y media de la noche cuando se da por concluida la sesión.


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