jueves, 21 de agosto de 2025

Un hombre (1967)




Título original: Hombre
Director: Martin Ritt
EE.UU., 1967, 111 minutos

Un hombre (1967) de Martin Ritt


Otro título que comienza por H, como Hud (1963), Harper (1966) o The Hustler (1961), y otra de las películas que cimentaron la leyenda de Paul Newman. Hombre (1967) planteaba el curioso caso de un individuo, de nombre John Russell, que tras haber sido criado por los apaches recibe la herencia del viejo inglés que lo adoptó. Ello hace que se corte la cabellera y acuda a la casa que ahora es suya, sí, pero sin renunciar ni un ápice a la esencia india que adquirió en la reserva y que él considera su verdadera identidad.

El núcleo central de la trama sitúa a los personajes en una ardua travesía a bordo de una diligencia de resonancias tan fordianas como la propia aculturación del susodicho Russell: wésterns como Centauros del desierto (1956) o Dos cabalgan juntos (1960) relataban, de hecho, episodios similares de niños blancos secuestrados por tribus indígenas. Ahora, sin embargo, la novedad radicaba en el protagonismo innegable del marginal, de alguien hasta entonces repudiado, pero al que las circunstancias lo convierten en indispensable para la supervivencia del grupo.



El carácter lacónico e incluso altivo con el que Newman adorna su composición de indio orgulloso hacen de Russell uno de esos personajes inolvidables, siempre con la réplica precisa a punto cuando debe hacerse valer ante sus compañeros de viaje. Algunos, como la experimentada Jessie (Diane Cilento), sentirán una cierta atracción hacia él, por más adusto que se muestre en el trato. Otros, caso del corrupto Favor (Fredric March), no tendrán más remedio que rendirse a la evidencia de su superioridad moral.

Última de las seis ocasiones en que Newman trabajó a las órdenes del director Martin Ritt (1914-1990), la historia gira en torno a un periplo que no es sino metáfora de la vida, con sus tensiones y prejuicios. Asimismo, cuando el carruaje es atacado y los protagonistas quedan a su suerte en mitad de la nada, la incertidumbre aumenta y las verdaderas personalidades de cada cual emergen. Llega entonces el momento en el que el estoico John Russell, el "Hombre" que posee la sabiduría de los apaches pese a que no encaja en ninguno de los dos ámbitos, ni el de los indios ni el de los blancos, pasa a ser una especie de antihéroe que, sin buscarlo, se convierte en adalid de la honradez en un mundo desprovisto de ella.



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