Título original: The Secret War of Harry Frigg
Director: Jack Smight
EE.UU., 1968, 110 minutos
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Comando secreto (1968) de Jack Smight |
Aprovechando el tirón del éxito cosechado con La leyenda del indomable (1967), los directivos de la Universal le ofrecieron a Paul Newman un papel que volvía a ajustarse al patrón de individuo alocado que logra escaparse de todas las penitenciarías en las que es encerrado. En esta ocasión, la acción transcurre en 1943 y cinco generales de brigada de distintas nacionalidades, aunque todos ellos del mismo bando, son hechos prisioneros por los italianos.
Con tal de rescatarlos, las altas instancias del ejército aliado tienen la genial idea de enviar en misión secreta a un especialista en evasiones. Y qué mejor candidato que Harry Frigg (Newman), aunque para ello deberán ascenderlo temporalmente de categoría...
Una vez en Italia, el protagonista no sólo cumplirá su objetivo, sino que además queda prendado de la hermosa condesa (Sylva Koscina) en cuya residencia, il Castello de Montefiore, se alojan los oficiales mientras dura su cautiverio. Que tampoco es excesivamente duro, ya que allí son custodiados por el petulante coronel Ferrucci, antiguo director de un hotel en Génova. Hasta que llega una delegación nazi, encabezada por el mayor Von Steignitz (Werner Peters), y la cosa se pone chunga.
Tratándose de una comedia, el rigor de las circunstancias históricas pasa a un segundo plano, por lo que The Secret War of Harry Frigg (1968) se mueve en el terreno amable de la parodia bélica y el enredo amoroso. De ahí que Paul Newman se pase toda la película sonriendo y caminando como un ganso, mientras que el resto de autoridades militares, dado el orgullo inherente a su alto rango, apenas si logran ponerse de acuerdo entre ellos por más que formen un comité. Estrenada comercialmente en España con el título de Comando secreto.
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