Título original: The Prize
Director: Mark Robson
EE.UU., 1963, 134 minutos
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El premio (1963) de Mark Robson |
Las muchas similitudes entre The Prize (1963) y Con la muerte en los talones (1959) se deben al hecho de que ambos filmes fueron escritos por el mismo guionista, Ernest Lehman, a quien la Metro-Goldwyn-Mayer contrató con el firme propósito de reeditar el éxito obtenido años antes por la cinta de Hitchcock. Ello explica que haya escenas que están prácticamente calcadas, como por ejemplo la visita al apartamento donde supuestamente se ha cometido un crimen y cuya propietaria dice no saber nada o la peculiar forma que tiene el protagonista de hacerse detener por la policía, boicoteando una convención nudista, tal y como hiciera previamente Cary Grant en el transcurso de una subasta de arte.
Al margen de suponer una curiosa forma de autoplagio por parte del susodicho Lehman, lo cierto es que el director Mark Robson carece de la sutileza característica del "Mago del suspense", por lo que el resultado, pese a poseer un cierto interés, no logra enganchar al espectador en la misma proporción que el modelo que lo inspira. En cualquier caso, Paul Newman admitió en repetidas ocasiones que se había divertido haciendo esta película, en la que interpreta a un peculiar premio Nobel de literatura, como en ninguna otra de las que había protagonizado anteriormente.
La ceremonia de entrega de galardones, con todo el boato que la ocasión requiere, sirve de trasfondo durante el momento culminante de un thriller con toques humorísticos que se beneficia, al mismo tiempo, del sex appeal de varios de sus intérpretes, ya sea el mencionado Newman o sus partenaires femeninas, encabezadas por la alemana Elke Sommer, quien da vida a una atractiva representante del gobierno sueco.
Se trata, así pues, de un típico producto de la Guerra Fría, cuando la existencia del Telón de Acero propiciaba incidentes diplomáticos y aun estrambóticos episodios de espionaje como el que describe la novela de Irving Wallace en la que se basa el guion de la película. Y como, "casualmente", su protagonista, un literato en horas bajas, escribe novelas policíacas (aunque bajo pseudónimo), éste dará muestras de suficiente perspicacia para descubrir la oscura trama que ha urdido el secuestro del flamante premio Nobel de física Max Stratman (Edward G. Robinson).
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