jueves, 2 de julio de 2015

Estación central de Brasil (1998)




Título original: Central do Brasil 
Director: Walter Salles
Brasil/Francia, 1998, 113 minutos

Estación central de Brasil (1998)


Varias han sido las obras maestras que de Brasil nos han ido llegando en los últimos años: Ciudad de Dios (2002), Tropa de élite (2007), Estación central de Brasil (1998)… Esta última sirvió para consagrar definitivamente a Walter Salles como cineasta a nivel internacional y comparte con las otras el saber mostrar la faceta menos amable de su país de origen. Se podría decir que todas ellas responden a la máxima de "lo local es universal".

La relación que se establece entre Dora y el niño Josué nos hace pensar en algún momento en la novela picaresca del Siglo de Oro, fundamentalmente por el entorno degradante en el que a veces se mueven (y que les pone en contacto con la violencia extrema; el tráfico de órganos; el tener que ingeniárselas, ya sea robando o escribiendo cartas, para sobrevivir...) Aunque, a diferencia de Lázaro de Tormes y la mayoría de sus amos, Josué acabará encontrando en Dora a la madre que ha perdido.

Y sin embargo, la particular odisea carioca en la que se embarcan Dora y Josué tenía como principal objetivo localizar no a la madre sino al padre del chico. En su ruta irán conociendo a personas de muy diversa ralea, algunas muy buenas, otras no tanto. Pero lo primordial, como sucede en los grandes clásicos de la literatura como el Lazarillo o el Quijote, es que, al final de la obra, los personajes han evolucionado y se han influido mutuamente: la Dora cascarrabias, cínica y desengañada del principio de la historia se ha dejado seducir por la inocencia de Josué.

Josué (Vinícius de Oliveira) y Dora (Fernanda Montenegro)

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