sábado, 26 de julio de 2025

El gran Gatsby (2013)




Título original: The Great Gatsby
Director: Baz Luhrmann
Australia/EE.UU., 2013, 143 minutos

El gran Gatsby (2013) de Baz Luhrmann


Aquella noche, cuando regresé a West Egg, temí por un momento que mi casa estuviera ardiendo. Eran las dos de la madrugada; todo aquel ángulo de la península parecía llameante de luz que caía, desconcertante, sobre los matorrales, produciendo sutiles y alargados destellos sobre los alambres de la carretera. Al dar la vuelta a un recodo, advertí que el origen del fenómeno era la casa de Gatsby, iluminada de la Torre a los sótanos.

F. Scott Fitzgerald
El gran Gatsby (1925)
Traducción de E. Piñas

La fastuosidad gratuita de la que se sirve Baz Luhrmann en The Great Gatsby (2013), despliegue habitual, por otra parte, en las películas del director australiano, no termina de encajar del todo bien en una adaptación de la novela homónima de Scott Fitzgerald que, sin embargo, se mantiene bastante fiel al texto original salvo por una licencia: convertir a Nick Carraway (Tobey Maguire) en trasunto del escritor norteamericano y, por ende, en autor del libro. Lo cual es consecuencia, a su vez, de la terapia a la que el personaje es sometido por su psicoanalista, quien le aconseja que ponga por escrito sus vivencias más traumáticas para así liberarse de ellas.

Tampoco el jazz está muy presente en la banda sonora de una propuesta en la que, pese a mantener la estética de los años veinte (época en la que se sitúa la acción), se opta por ambientar los hechos a base de rap, hip-hop y otras sonoridades más contemporáneas. Rasgo marca de la casa, tratándose de un cineasta tirando a iconoclasta que previamente ya había ensayado puestas al día semejantes con clásicos de la altura de Romeo y Julieta (1996).



DiCaprio encarna a un Gatsby solvente, digno sucesor de quienes, como Robert Redford (o antes Alan Ladd), le precedieron en ese mismo papel, si bien su carácter trágico de self-made Man de origen dudoso queda un tanto velado aquí ante la parafernalia discotequera, rayana en la parodia, con la que es revestido por el siempre excesivo Lurhmann.

En definitiva, se trata de una adaptación que traslada la euforia y la decadencia de aquella época a un lenguaje visual cuyo montaje frenético y movimientos de cámara vertiginosos, especialmente en las escenas de fiesta, sumergen al espectador en un torbellino de hedonismo y desenfreno fácilmente comprensible para una audiencia contemporánea, haciendo que el pasado se sienta actual y visceral. Así, el eco de los felices años veinte se convierte en el ritmo del hip-hop, conectando la opulencia y el vacío de la era de Gatsby con la cultura moderna de la celebridad y la riqueza.



2 comentarios:

  1. Luhrmann se toma muchas licencias; sin embargo, pienso que son útiles para reflejar el desenfreno de los años veinte.

    Un abrazo.

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    1. Probablemente, aunque ello da pie, al mismo tiempo, a una lectura descafeinada del trasfondo crítico que tenía la novela (premonitorio, al fin y al cabo, de la crisis que acabaría con aquel desenfreno).

      Un abrazo.

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