martes, 20 de diciembre de 2022

Zardoz (1974)




Director: John Boorman
Irlanda/EE.UU./Reino Unido, 1974, 107 minutos

Zardoz (1974) de John Boorman


"Si esto es pensamiento intelectual, entonces el Pato Donald merece el Premio Nobel". Así se refería a Zardoz (1974) el autor de una contundente reseña sobre la película que apareció publicada en las páginas del Daily Express. De lo cual se infiere la pésima recepción que en su momento mereció una cinta masacrada por crítica y público hasta el extremo de que, según algunas fuentes, muchos espectadores que salían horrorizados de los cines desanimaban a quienes esperaban en la cola antes de entrar, lo cual contribuiría más aún a su estrepitoso descalabro en taquilla.

Lo cierto es que el propio John Boorman, director y guionista del engendro, admitiría tiempo después que por aquellos días se hallaba tan enganchado a las drogas que ni él mismo tiene muy claro de qué trataba el argumento de una historia repleta de incongruencias. Baste decir que la acción se sitúa en un lejano 2293, cuando las condiciones de vida en la Tierra se han vuelto tan sumamente hostiles que apenas cinco clanes (los brutales, los eternos, los renegados, los apáticos y los feroces exterminadores) se reparten los escasos recursos del planeta.



Sin embargo, el paso del tiempo, siempre tan caprichoso en lo que a modas y gustos se refiere, ha convertido en título de culto lo que en el momento de su estreno no pasó de simple fracaso comercial. Tanto es así que hoy se nos aparece como una rareza digna de estudio, en torno a temas como la inmortalidad o las relaciones de poder, cuyos personajes habitan en la burbuja del Vórtice bajo la atenta supervisión del todopoderoso Tabernáculo (especie de cerebro electrónico que permite presagiar la importancia que la inteligencia artificial llegará a tener en nuestro día a día).

Queda para la posteridad el peculiar atuendo que luce Sean Connery en su papel del aguerrido Zed: una exigua vestimenta, tan sensual como hortera, que sería la prueba fehaciente de lo desesperado que debió de sentirse el intérprete escocés, en horas bajas tras abandonar la franquicia Bond. Como también llama poderosamente la atención esa enorme cabeza flotante de piedra que incita a la violencia desaforada de sus adeptos mientras escupe rifles por la boca.



2 comentarios:

  1. Recuerdo el atuendo de Connery que, como dices, ha pasado a la historia.

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    1. Hombre: otra cosa no será, pero impactante lo es un rato.

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