jueves, 29 de diciembre de 2022

Eugenia Grandet (1969)




Director: Cayetano Luca de Tena
España, 1969, 132 minutos

Eugenia Grandet (1969) de Cayetano Luca de Tena


Era fácil descubrir en los modales, en el rostro de Eugénie y en la singular dulzura que contraía su voz, una identidad de pensamiento entre ella y su primo. Sus almas se habían desposado ardientemente, antes quizá de haber experimentado la fuerza de los sentimientos que las unían.

Honoré de Balzac
Eugénie Grandet (1834)
Traducción de Luis Romero

"Hubo una época en la que la televisión se concebía como servicio público cuya finalidad primordial no era otra sino difundir la cultura y el conocimiento..." Suena muy bonito, aunque todos sepamos que eso nunca haya sido exactamente así. Sin embargo, al volver la vista atrás y revisar algunos de los espacios dramáticos producidos por RTVE en las décadas de los sesenta y setenta resulta inevitable rendirse ante la evidencia de la inmensa labor que se llevó a cabo (máxime si se tiene en cuenta que los medios materiales con los que entonces se contaba eran más bien escasos).

Analicemos, por ejemplo, los cinco capítulos de Eugenia Grandet, emitidos por el ente estatal entre el 3 y el 7 de noviembre de 1969: ni la torpe realización de Cayetano Luca de Tena ni la morosidad propia de su rodaje en tiempo real impiden que un elenco de excelentes intérpretes recree con solvencia el texto de Balzac. Destacan en los papeles principales Maite Blasco, interpretando (pese a que la actriz ya rebasaba la treintena) a la joven e inocente hija única del matrimonio Grandet, así como Pepe Martín (1932-2020) metiéndose en la piel del apuesto primo Carlos.



En cuanto a la forma en la que Pedro Gil Paradela adapta la obra, bastante fiel en líneas generales al original, llaman, no obstante, poderosamente la atención algunas omisiones (conviene no perder de vista que, por mucho que se intuyesen síntomas de un cierto aperturismo, el país seguía bajo una dictadura militar con su correspondiente censura). Una de las simplificaciones más flagrantes tiene lugar en el preciso instante del fallecimiento del patriarca. Y es que el siempre corrosivo Balzac había querido que Grandet pasase a mejor vida dirigiéndole una severa advertencia a su hija: "¡Ten mucho cuidado de todo! Me rendirás cuentas allá —dijo, demostrando con estas últimas palabras que el cristianismo debe de ser la religión de los avaros." Ni que decir tiene que semejante apostilla, susceptible de ser considerada blasfema, quedó fuera de los diálogos.

Por lo demás, la ambientación musical, a base de temas de Rajmáninov, así como una puesta en escena voluntariamente teatralizante confieren al conjunto una apariencia amable, desprovista quizá de grandes artificios, pero efectiva en su misión de vulgarizar un clásico de la literatura universal.



2 comentarios:

  1. Unas más conseguidas que otras, hay verdaderas joyas en aquellos espacios dramáticos de la única televisión que había en España, con magníficos intérpretes, algunos realizadores ya consagrados y otros que encontraron allí una escuela perfecta para desarrollar su carrera.

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    1. Así es: la época dorada de la televisión en nuestro país.

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