miércoles, 6 de junio de 2018

El método (2005)




Director: Marcelo Piñeyro
España/Argentina/Italia, 2005, 115 minutos

El método (2005) de Marcelo Piñeyro


Bon dia i benvinguts. Com ja els vam avançar, aquesta és la darrera fase del procés de selecció per accedir al càrrec de director comercial de Dekia. Vostès són els últims aspirants. Sabem que aquesta no és una prova habitual. Seguim el protocol establert per la nostra central a Suècia. Si en algun moment consideren que alguna de les propostes que els farem no és acceptable per a vostès poden abandonar el procés. La porta és oberta. Si surten d'aquesta sala, però, sigui pel motiu que sigui, entendrem que renuncien a continuar aspirant al càrrec.

Jordi Galceran
El mètode Grönholm

Recuerdo que un grupo de profesores fuimos a ver El mètode Grönholm al teatro Poliorama el 16 de diciembre de 2005 y que al día siguiente, sábado, le tocó el turno a la película, esta vez en el cine Boliche. Es más: años después, con motivo de su reposición, volvería a ver la obra el 3 de febrero de 2011, ahora con alumnos y de nuevo en el Poliorama.

Lo curioso del caso es que, en aquel entonces, la adaptación cinematográfica no me acabó de convencer, quizá porque, teniendo tan reciente el montaje teatral, uno tiende sin darse cuenta a comparar. Sobre todo tratándose de dos planteamientos tan distintos. Efectivamente, mientras el texto de Jordi Galceran, a pesar de la profundidad implícita en su análisis de los competitivos procesos de selección, no deja de ser una comedia, la película del argentino Marcelo Piñeyro, en cambio, es mucho más despiadada.



Revisada al cabo de los años, sin embargo (y ya sin el condicionante del modelo que la inspiró), compruebo con satisfacción que El método, como el buen vino, ha ganado enteros. De entrada, por haber sabido anticipar no sólo la crisis económica, sino los movimientos ciudadanos de protesta, que en el filme aparecen como trasfondo y que, en la vida real, no cuajarían hasta el 15-M de seis años más tarde. Pero también, y de un modo especial, porque los siete candidatos están magistralmente interpretados por un elenco de actores bastante notable.

Que, como suele suceder con todas las historias que transcurren en el interior de una sala cerrada a cal y canto donde un grupo de personas debe tomar una decisión, terminan por recordarnos a los Doce hombres sin piedad (1957) de Sidney Lumet. O incluso, aunque menos, a aquellos Diez negritos de Agatha Christie, por el hecho de que los aspirantes van siendo gradualmente eliminados. De cualquier modo, la competitividad y la acritud a la que deben hacer frente para ocupar un puesto ejecutivo en Dekia, lo mismo en 2005 que en 2018, no sólo mantiene su vigencia, sino que sigue dando pie a filmes similares, como la francesa Corporate que ayer ya tuvimos ocasión de comentar en la entrada anterior.


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