lunes, 11 de junio de 2018

Isla de perros (2018)




Título original: Isle of Dogs
Director: Wes Anderson
EE.UU./Alemania, 2018, 101 minutos

Isla de perros (2018)

Será por lo laborioso de su confección o por ese punto un tanto naíf que tienen la mayoría de ellas, pero lo cierto es que uno siente debilidad por las películas filmadas mediante la técnica del stop-motion. Algo con lo que el director Wes Anderson, responsable de la aclamada Fantastic Mr. Fox (2009), a buen seguro que comulga, teniendo en cuenta que es reincidente. Porque la no menos meritoria Isle of Dogs (ojo al juego de palabras del título original, que suena parecido a "I Love Dogs") representa otra vuelta de tuerca en un género que, en los últimos tiempos, no para de darnos muy gratas sorpresas.

Así pues, si en Anomalisa (2015) Duke Johnson y Charlie Kaufman optaban por el hiperrealismo, en el caso de Isla de perros Anderson se decanta por la distopía canina en clave manga. Una parábola sobre el posible futuro que nos espera con la que el tejano rinde homenaje al universo de Akira Kurosawa, si bien las referencias cinéfilas no se detienen ahí, toda vez que la puesta en escena de los multitudinarios mítines del alcalde Kobayashi parece remitir visualmente a la fastuosidad que desplegaba el magnate de la prensa protagonista de Ciudadano Kane.

Wes Anderson y su versión nipona de Charles Foster Kane

Abrumadoramente original y trepidante, la odisea del niño Atari y los cinco canes en pos del extraviado Spots revela un mundo apocalíptico no exento del peculiar sentido del humor que es ya la marca de fábrica del inconfundible estilo de Anderson. Muestra de ello es el contraste entre la mugre imperante en Isla Basura (garrapatas incluidas) y el distinguido porte de gentleman inglés que gastan los chuchos en sus conversaciones. No en vano, la película se rodó en el Reino Unido y quizá por ahí les venga esa impronta un tanto british, pese a la ambientación nipona en la imaginaria e inhóspita urbe de Megasaki. El motivo, en realidad, obedece a razones mucho más prosaicas: la mayoría de ellos pertenecían, antes de caer en desgracia, a familias acomodadas.

Y, como suele ser habitual en este tipo de producciones, una pléyade de estrellas cinematográficas del firmamento hollywoodense pone su voz a los personajes principales: Scarlett Johansson (Nutmeg), Bill Murray (Boss), Jeff Goldblum (Duke), Tilda Swinton (Oráculo) y hasta Yoko Ono o Anjelica Huston aparecen acreditadas. Con semejante cartel, resulta difícil no sucumbir al encanto de Isle of Dogs, aunque la historia que cuenta (a pesar de algún que otro guiño a la actualidad, como el tema de los refugiados) sea total y premeditadamente disparatada.


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