domingo, 20 de septiembre de 2015

Te querré siempre (1954)












Título original: Viaggio in Italia
Director: Roberto Rossellini
Italia/Francia, 1954, 85 minutos

Te querré siempre (1954) de Roberto Rossellini


"Temple of the spirit. 
No longer bodies, but pure, ascetic images, 
compare to which 
thought itself becomes leaden, opaque, heavy..."

Típicamente pudientes y refinados, los Joyce son un matrimonio inglés que viaja en coche a Nápoles para hacerse cargo de la villa que un tío fallecido les ha dejado en herencia. Aunque se percibe una frialdad en su relación que hace suponer que la pareja se ha distanciado. Katherine recita frecuentemente los versos de un joven poeta que al parecer la amaba y que murió en la guerra; pese a que ella no llegó nunca a corresponderle, su recuerdo pone de manifiesto que quizá echa algo en falta en su vida afectiva.

Sola, recorrerá los museos de Nápoles, recreándose en la fascinación que le sugieren las antiguas estatuas romanas, al tiempo que, paseando por las calles, se fija en cuántas mujeres están embarazadas; mientras, Alexander se relaja en Capri, donde coquetea con otras mujeres, aunque no llega a cometer adulterio. Con ella, él se muestra enormemente sarcástico; con él, ella suele ser muy crítica. Hasta que, finalmente, la situación llega al límite y Katherine y Alexander se plantean divorciarse.

Ante una estatua de Júpiter en el Museo Nacional Arqueológico

Las tensiones que por esos días vivían Ingrid Bergman y Roberto Rossellini se trasladan al guion de Te querré siempre, en un ejercicio de desnudez emocional que el director italiano volvería a repetir en La paura. Y al igual que ya sucediera en Stromboli, el paisaje cobra de nuevo protagonismo: las ruinas de Pompeya, con los restos de la pareja víctima de la erupción del Vesubio que son rescatados por los arqueólogos, el dolce far niente, las procesiones multitudinarias... Todo parece colaborar para que la pareja interpretada por George Sanders e Ingrid Bergman se sienta cada vez más separada. Ella, en realidad, se agobia continuamente porque no le gusta la comida ni el clima ni los horarios ni casi nada de lo que encuentran a su paso. Él propondrá regresar a Londres para huir de la indolencia italiana. Son, pues, víctimas del tedio.

Puede que, estadísticamente, sea en vacaciones cuando más separaciones se produzcan. De hecho, Katherine le confiesa a su marido que nunca habían pasado tanto tiempo juntos desde que se casaron. La convivencia fomenta las rupturas: he ahí una de las paradojas de las sociedades occidentales modernas que Rossellini supo captar magistralmente en esta película.

George Sanders e Ingrid Bergman

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