domingo, 22 de marzo de 2015

El viento nos llevará (1999)




Título original: Bad ma ra khahad bord
Director: Abbas Kiarostami
Irán-Francia, 1999, 115 minutos


Extrañamente, los paisajes del filme tienen algo de van Gogh

La poetisa iraní Forough Farrokhzad (1935-1967) dejó tras su prematura muerte algunos bellos poemas, como el que contiene el verso que da título a esta película de su compatriota Abbas Kiarostami y que a continuación reproducimos:

"El viento nos llevará..."

En mi noche, tan breve, ¡ay!
El viento está a punto de encontrar las hojas.
Mi noche tan breve está llena de devastadora angustia.
¡Escucha!¿Oyes los susurros de las sombras?
Esta infelicidad que siento ajena a mí.
Estoy acostumbrada a la desesperación.
¡Escucha!¿Oyes los susurros de las sombras?
Allí, en la noche, algo está ocurriendo.
La luna está roja e inquieta.
Y, agarrada a este tejado,
podría derrumbarse en cualquier momento.
Las nubes, como una multitud de mujeres de luto,
esperan el nacimiento de la lluvia.
Un segundo, y luego nada.
A través de esta ventana,
la noche tiembla
y la tierra deja de girar.
A través de esta ventana, un extraño se preocupa por
mí y por ti.
Tú, en nuestro césped,
pon tus manos -aquellos abrasadores recuerdos-
en mis tiernas manos
y pon tus labios, llenos de calor vital,
en contacto con mis tiernos labios.
¡El viento nos llevará!
¡El viento nos llevará!

Un grupo de hombres llega de improviso en un todoterreno a una pequeña aldea del Kurdistán llamada Valle Negro. Aunque, medio en serio medio en broma, harán creer al niño protagonista que están buscando un tesoro, lo cierto es que forman parte, en realidad, de un equipo de cine que pretende rodar, en secreto, el funeral de una anciana del pueblo. Se nos va a mostrar, por tanto, una comunidad idílica en la que las personas todavía se ayudan mutuamente porque allí no han desembarcado aún el progreso y sus funestas consecuencias deshumanizadoras. A tal efecto, es enormemente significativa la última imagen: lanzando el fémur al riachuelo, el ingeniero parece rendirse al orden natural que impera en la aldea. Restituye a la naturaleza lo que es suyo y contribuye así a que continúe el ciclo de la vida.

Como es habitual en sus filmes, el estilo de Kiarostami se mueve entre lo documental y lo contemplativo. No faltan las escenas en el interior de un vehículo en marcha ni la repetición de acciones (como la del ingeniero interpretado por Behzad Dorani cada vez que tiene que subir al cementerio, en lo alto del pueblo, para obtener cobertura y poder hablar por teléfono con su productora).

Aunque a los seguidores de Kiarostami el área rural en la que se ubica El viento nos llevará les tiene que resultar por fuerza familiar, ya que recuerda bastante a la localización de otras películas suyas como, por ejemplo, ¿Dónde está la casa de mi amigo? (1987), Y la vida continúa (1992) o A través de los olivos (1993). Así lo atestiguan las casitas tradicionales con sus irregulares balcones de madera o el colorido de los campos.

Collage con diferentes escenas del filme

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