martes, 24 de diciembre de 2024

Camboya, 1978 (2024)




Título original: Rendez-vous avec Pol Pot
Director: Rithy Panh
Francia/Camboya/Taiwán/Catar/Turquía, 2024, 112 minutos

Camboya, 1978 (2024) de Rithy Panh


En 1978 hacía ya tres años que los Jemeres Rojos se hallaban en el poder, aplicando una severa lectura de la ortodoxia comunista que se traduciría, al fin y a la postre, en uno de los genocidios más cruentos de la historia de la humanidad. A resultas del cual, el dato es escalofriante, una cuarta parte de la población de la Kampuchea Democrática (entre millón y medio y tres millones de personas) murió exterminada.

No es la primera vez que el cineasta Rithy Panh aborda dicha temática en alguna de sus películas y probablemente tampoco será la última. Con anterioridad, ya había ahondado en ella en títulos como La imagen perdida (2013) o incluso previamente en S21: La máquina roja de matar (2003) y de nuevo vuelve a la carga, ahora narrando el hipotético encuentro de tres reporteros franceses con el Hermano Número 1.

La actriz Irène Jacob interpreta a la incisiva reportera Lise Delbo


A grandes rasgos, Rendez-vous avec Pol Pot (2024) retoma la costumbre del realizador camboyano de servirse de figuritas de arcilla coloreadas para contar aquello de lo que no quedó constancia gráfica. Original forma de escenificar la barbarie, a la par que poética, pero que también le permite ahorrarse detalles escabrosos. En cualquier caso, llama poderosamente la atención cómo las autoridades locales, pese a haber invitado a los protagonistas para que informen al resto del mundo de los avances logrados tras la revolución agraria, tratan a sus huéspedes como si fuesen prisioneros.

El guion del filme, libremente inspirado a partir de When the War Was Over (1986), libro autobiográfico de la norteamericana Elizabeth Becker, corresponsal en la zona del Washington Post, pone el énfasis en la fascinación que alguno de los periodistas occidentales, por ejemplo Alain Cariou (Grégoire Colin), siente inicialmente hacia las supuestas virtudes de un régimen cuyas atrocidades no tardarán en comprobar en sus propias carnes. De hecho, uno de ellos, el fotógrafo Paul Thomas (Cyril Gueï), desaparecerá en extrañas circunstancias.



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