Título original: Ossessione
Director: Luchino Visconti
Italia, 1943, 134 minutos
Obsesión (1943) de Luchino Visconti |
Debut en la dirección de uno de los grandes, la intensidad de Ossessione (1943), ya desde su propio título, pone de manifiesto cuáles van a ser las coordenadas por las que discurrirá la posterior filmografía del italiano Luchino Visconti (1906-1976). Adaptación indisimulada de El cartero siempre llama dos veces, aunque los créditos no mencionan en ningún momento la novela de James M. Cain, aquí la tragedia se cuece a fuego lento mediante un juego de miradas y silencios en el que Gino (Massimo Girotti) y Giovanna (Clara Calamai) dan rienda suelta a su pasión pese a los muchos impedimentos morales y religiosos que pudieran oponerse a ello.
A este respecto, la censura fascista masacró una película que sólo la pericia del cineasta lograría salvar de su práctica desaparición gracias a la copia que pudo esconder durante los convulsos días que atravesaba el país. Lo cual no deja de ser una excelente noticia en términos cinéfilos, considerando que la mirada de Visconti, a medio camino entre el neorrealismo descarnado y el cine negro, supera en audacia a las posteriores versiones hollywoodenses de Tay Garnett (1946) y Bob Rafelson (1981).
No obstante, y volviendo al fatídico triángulo amoroso que constituye el centro de la trama, no está de más recordar que fue un actor español, el orondo Juan de Landa (1894-1968), quien interpretó al ingenuo Giuseppe, esposo de la susodicha Giovanna y obstáculo para que ella y su ardoroso amante puedan gozar libremente de una relación adúltera y, por ende, incompatible con las férreas convenciones sociales de la época. Como ambigua y hasta cierto punto tensa es la relación entre aquél y El Español (Elio Marcuzzo), individuo errante y misterioso por el que Gino siente una atracción en la que algunos han creído ver algún tipo de homosexualidad latente.
En definitiva, la angustia de unos personajes abocados a la desgracia se palpa en el ambiente mísero en el que transcurren los hechos, desde la modesta fonda de carretera donde arranca la historia hasta la no menos sórdida casa de citas en Ferrara a la que acude Gino en busca de la angelical Anita (Dhia Cristiani). El caso es que unos y otros, acuciados por las circunstancias, se dejan arrastrar por una imprevisible vorágine pasional cuyo desenlace, en cierta manera, podría considerarse el castigo a tantísimo desenfreno.
Si la novela de James M. Cain es un retrato de la Depresión americana, Visconti adapta el texto para mostrar las miserias de Italia, de modo que convierte un film de cine negro en un manifiesto neorrealista, o casi. Ello no obstante, la atracción sexual entre los protagonistas adquiere mucho más relieve que el móvil económico.
ResponderEliminarPor una y otra razón, la película fue prohibida por la censura.
El fin de la guerra no colaboró a salvar "Ossessione" del ostracismo, puesto que los americanos no pasaron por alto la circunstancia de que Visconti no hubiese pagado ningún derecho sobre la obra literaria.
Sólo el renombre que el director alcanzó posteriormente nos permitieron recuperar esta obra maestra.
Un abrazo.
De hecho, en el mercado americano no empezó a circular con cierta normalidad hasta 1976, fecha de la muerte de Visconti.
EliminarUn abrazo.