sábado, 27 de enero de 2018

Nunca es demasiado tarde (1956)




Director: Julio Coll
España, 1956, 74 minutos

Nunca es demasiado tarde (1956)


Jorge (Gérard Tichy), el protagonista de Nunca es demasiado tarde, dice en una de las escenas iniciales de la película que "los sentimientos estorban". Por eso ha prescindido siempre de ellos, al menos durante los últimos doce años: ése es el tiempo transcurrido desde que se marchó de su pueblo, dejando embarazada a Isabel (Margarita Andrey) y prometiendo regresar "rico o nunca". Durante ese lapso de tiempo Jorge ha mantenido una cierta relación con Carmen (Isabel de Pomés), aunque la mujer, cansada de su frialdad, acepta casarse con otro joven que promete darle la casa que ella nunca tuvo. Ahora, tras fugarse con un sustancioso botín, el hijo pródigo vuelve a la familia que abandonó, aunque para entonces el padre ya habrá fallecido. Cuando regresa, sus dos hermanos y el vástago al que no conoce lo recibirán con una mezcla de alegría y desconfianza...

El contacto con el niño hará que vuelva a aflorar en Jorge una ternura que él creía perdida para siempre, aunque ya en el mismo instante del atraco se vislumbra un punto de humanidad al enemistarse con sus propios compañeros por el hecho de haber disparado contra el vigilante, algo que solivianta los ánimos de un hombre que no es tan duro como quiere aparentar. De modo que guarda las ochocientas mil pesetas en la funda de una máquina de escribir y se dirige a la aldea que lo vio nacer, esta vez con la intención de echar raíces definitivamente.



Claro que, hablando de imágenes memorables contenidas en Nunca es demasiado tarde, una es, sin duda, dicha funda, pero otra no menos original sería aquella cajita de papel que Jorge construyó para su hermano Luis (Mario Beut) y de la que salen aros de humo cuando se la oprime por un agujero que tiene en una de las caras.

La primera película que dirigía Julio Coll, a partir de un guion propio que le produce Alfonso Balcázar, se sirve de los típicos elementos del cine policíaco para terminar abordando la importancia del entorno familiar como único reducto posible de salvación para un bala perdida. El último plano del filme es, al respecto, enormemente significativo: Jorge, Isabel y el hijo de ambos caminan unidos en dirección a una iglesia mientras suenan las notas suntuosas de la banda sonora compuesta por Xavier Montsalvatge.

Gérard Tichy (Jorge) y Margarita Andrey (Isabel)

No hay comentarios:

Publicar un comentario