lunes, 5 de diciembre de 2016

Carne de horca (1953)




Director: Ladislao Vajda
España/Italia, 1953, 84 minutos

Carne de horca (1953) de L. Vajda


La coproducción hispanoitaliana Carne de horca (1953) responde a un curioso subgénero que se ensayó con desigual fortuna desde finales de los años cuarenta: el wéstern de bandoleros. Tomando de aquí y de allá elementos propios del imaginario folclórico local y de las películas del oeste, se trataba de dar con una fórmula capaz de aclimatar al cine español una de las variedades típicamente hollywoodienses (una década antes del desembarco spaghetti en Almería, se entiende).

Entre los primeros intentos se encontraba La duquesa de Benamejí (1949) de Luis Lucia, a partir de la obra homónima de los Machado y que ya comentamos hace unos meses. En Carne de horca, sin embargo, el húngaro Ladislao Vajda fue aún más allá. Para empezar, porque el título sonaba más a western (de hecho, en 1973 se rodaría en Méjico otra película con el mismo nombre). Pero, sobre todo, por el tratamiento que se le dio a la música de la banda sonora, a cargo de José Muñoz Molleda, poseedora de una sonoridad y un poder evocador bastante a la par de las grandes producciones americanas. Hasta el tipo de letra elegido para los títulos de crédito recordaba a las mismas. Sólo faltaba, para acabar de redondear la faena, saber extraer el máximo partido a la espectacularidad natural de la Serranía de Ronda, con unos escarpados despeñaderos que poco tenían que envidiar a la vistosidad del Monument Valley.



Así pues, en Carne de horca hay tiros, hay estampidas y persecuciones a caballo, pero también había cortijos, números de cante y baile flamenco en las escenas iniciales, con lo que las posibilidades de agradar a una mayor cantidad de público se multiplicaban por mucho. Otro de sus aciertos, ya desde el punto de vista narrativo, era el hecho de utilizar un romance de ciego como hilo conductor de la historia. Primero a través del típico coplista ambulante que acompaña su canto con aleluyas (lo que vendría a ser un auca, en catalán) y después mediante la dulce voz de María Dolores Pradera.



Dulce voz... para una leyenda amarga: "La verdadera historia del Lucero". Porque, por más que se insista en presentarlo como al Robin Hood de la sierra, desde un buen principio se masca la tragedia en la villa de Zahara. Además, Lucero (Fosco Giachetti) tiene su contrapunto en el Chiclanero (José Nieto), malcarado y desleal, y que terminará protagonizando una reyerta de facas con Juan Pablo. Aunque, si bien se mira, ¿podían acabar de otra forma, titulándose la película Carne de horca? Pues sí: a cuchilladas o a trabucazos, porque sólo el penúltimo plano nos desvelará a quién estaba realmente destinada la soga...

El italiano Rossano Brazzi interpreta a Juan Pablo de Osuna, joven señorito de vida disipada que se jugará a las cartas la hacienda paterna para terminar infiltrado en una partida de bandoleros: le mueve el afán de venganza. Su amada Consuelo (Emma Penella) tiene en común con él que también desobedecerá a su padre (Félix Dafauce), aunque por motivos bien distintos: si la muchacha se casa, el progenitor perderá la administración de su herencia, con lo que éste no parece muy dispuesto a permitir la unión de los jóvenes (al margen de que se halla complicado en una trama de asalto a diligencias).

Emma Penella en el papel de Consuelo

Premio Murano en Venecia y Concha de plata en San Sebastián, el guion de José Santugini y, sobre todo, la dirección de Ladislao Vajda mantienen un vigor y una frescura nada desdeñables al cabo de los años.

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