lunes, 26 de abril de 2021

Agítese antes de usarla (1983)




Director: Mariano Ozores
España, 1983, 81 minutos

Agítese antes de usarla (1983) de Mariano Ozores


El éxito popular que en su momento obtuvieron las películas de Pajares y Esteso pudiera parecer hoy día algo insólito, rayano en lo delictivo, de analizarse bajo el prisma de la actual e imperante corrección política. Sin embargo, y es ahí donde reside la clave para contextualizar adecuadamente lo que aquel fenómeno supuso, conviene tener en cuenta que esos filmes eran cutres porque el país en el que se rodaron también lo era. Y mucho. Dicho lo cual, ni tiene sentido rasgarse las vestiduras ni ponerse en plan exquisito ni, menos aún, avergonzarse de lo que fuimos.

Cierto que la cosificación a que se somete el cuerpo de la mujer resulta, cuando menos, denigrante; que su sentido del humor es esencialmente chabacano. Y que, por si no fuera poco, se banalizan cuantos temas son abordados. Aunque, y ello es todavía más cierto, tales productos no son precisamente arte y ensayo, sino que fueron concebidos con el firme propósito de entretener a un público ávido de sal gorda, los mismos espectadores de la época del destape, ahora algo más comedidos respecto a aquella efervescencia de los días de la Transición.



Para el rodaje de Agítese antes de usarla (1983) Mariano Ozores y los suyos se desplazaron hasta Torremolinos, donde pergeñaron una de sus comedias más disparatadas. Tanto, que una pierna ortopédica repleta de billetes se acaba convirtiendo en el preciado botín tras el que corren los protagonistas. Ni que decir tiene que el estamento médico no sale muy bien parado. Sobre todo a juzgar por las terribles estadísticas de mortandad que detentan los facultativos de la Clínica La Operadora. Claro que, viendo el dudoso criterio por el que se rigen galenos como el doctor Roberto Branquia (Antonio Ozores), cualquiera se fía de ponerse en manos de semejantes medicastros.

Desmadre que se acentúa definitivamente cuando entra en escena un diputado socialista (Juanito Navarro) al que, con el pretexto de curarle un simple uñero, convierten en una especie de chivo expiatorio sobre el que se ceban con tal de darle notoriedad a la clínica y así evitar su cierre. Planteamiento tan inverosímil como ingenuo, más propio de una historieta de dibujos animados, y cuya intrascendencia, unida al carácter rijoso de unos personajes que pierden el norte cada vez que se les pone una hembra delante, hizo las delicias de aquellos españolitos de principios de los ochenta.



8 comentarios:

  1. Otra cosa no, pero rentables sí que les salían estas películas.

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    1. Rentables no lo sé, pero repercusión hasta el extremo de convertirse en fenómeno social seguro que sí.

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  2. Hola Juan!
    Sigo aprendiendo mucho con tus reseñas.
    No puedo aportar demasiado en esta seguidilla porque es todo un desconocido para mí.
    Amplías mis fronteras del cine

    Ya me iré animando con algunos de los directores que vas reseñando
    Abrazos, crack

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  3. Hola Juan!
    Me he tirado un buen rato (libreta en mano) leyendo todas tus ultimas entradas (llevaba unos días desconectado) que no son pocas, he tomado buenas notas y como siempre disfruto con tus reseñas.
    La verdad que títulos como este en cierto modo me sacan los colores, pero si, los cines se llevaban hasta la bandera aunque cueste creerlo. No quiero meterme en jardines pero desgraciadamente creo que esa cosificación se sigue produciendo, en ciertas cadenas de televisión es bastante común, no se, igual en el fondo no hemos cambiado tanto como pensábamos.
    Venga, saludos y feliz semana!

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    1. Pues supongo que no hemos cambiado tanto, es cierto (aunque ahora nos cortamos un poquito más...)

      Gracias por pasarte, Fran, y hasta pronto.

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  4. No está a la altura de "Los bingueros".

    Un abrazo.

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    1. Bueno: es que "Los bingueros" son ya palabras mayores. La película más desternillante del tándem Pajares-Esteso.

      Un abrazo.

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