viernes, 29 de diciembre de 2017

Trumbo: La lista negra de Hollywood (2015)




Título original: Trumbo
Director: Jay Roach
EE.UU., 2015, 124 minutos

Trumbo (2015) de Jay Roach


No hay nobleza alguna en la muerte. Ni siquiera cuando mueres por defender el honor. Ni aun cuando seas el gran héroe de la humanidad. Ni aun cuando seas tan grande que tu nombre nunca sea olvidado y ¿quién es tan grande? Lo más importante es la vida, muchachos. Muertos no servís nada más que para los discursos. No os dejéis engañar más. No os deis por aludidos cuando os den palmadas en el hombro y os digan "vamos, tenemos que luchar por la libertad" o cualquier otra palabra.

Dalton Trumbo
Johnny cogió su fusil
Traducción de María Susana Eguía

Si hay un nombre que sobresale por encima del resto en la nómina de los Diez de Hollywood, ése es, sin lugar a dudas, el del guionista Dalton Trumbo. Paladín del pacifismo y miembro confeso del Partido Comunista, Trumbo (1905-1976) sería incluido a finales de la década de los cuarenta en la lista negra auspiciada por el Comité de Actividades Antiamericanas del senador MacCarthy. Lo cual, en términos prácticos, se tradujo en su destierro de las grandes producciones, a las que sólo regresaría eventualmente y bajo pseudónimo.

Es muy probable que el personaje real, fumador empedernido y adicto al trabajo, no fuese exactamente el entrañable padre de familia que por momentos se nos muestra en el biopic dirigido por Jay Roach. Pero ya se sabe lo que ocurre con este tipo de películas: en aras de ganarse las simpatías del espectador hay que obviar el lado oscuro del personaje para así darle mayor relieve a su heroísmo. En ese aspecto, Bryan Cranston borda el papel de represaliado que jamás llega a desdecirse de sus ideas ni, mucho menos aún, delatar a sus antiguos camaradas.



Dos son, a nuestro juicio, los momentos estelares en los que el intérprete pone de manifiesto su talento. Uno es el diálogo que mantiene con su hija en una de las escenas iniciales, cuando, preguntado por ésta sobre si ella es también comunista, le responde el padre con un test o más bien parábola a propósito de un sándwich de jamón y queso y sobre si la niña estaría dispuesta a compartirlo o no con alguien hambriento. El otro, ya al final, es el emotivo discurso que Trumbo dirige a la concurrencia con motivo de la concesión del premio Laurel: toda una muestra de cómo reivindicar sin acritud la memoria de aquéllos que todo lo perdieron por atreverse a pensar diferente.

¿La pega? Pues que representar en pantalla a estrellas tan icónicas como John Wayne o Edward G. Robinson mediante actores de hoy en día le resta credibilidad al producto, cosa que en el caso de Kirk Douglas se resuelve bastante mejor gracias al enorme parecido físico de Dean O'Gorman con el mítico intérprete de Espartaco.


2 comentarios:

  1. Una película que vale la pena recuperar ahora que vuelve a estar de moda la censura ideológica.

    ¡Feliz año!

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    1. Sin duda. Gracias por comentar y feliz año para ti también.

      Ciao!

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