miércoles, 6 de diciembre de 2017

Si te dicen que caí (1989)




Director: Vicente Aranda
España, 1989, 113 minutos

Si te dicen que caí (1989) de V. Aranda


Cuenta que al levantar el borde de la sábana que cubría al abogado, revivió en la cenagosa profundidad de pantano de sus ojos abiertos un barrio de solares ruinosos y tronchados geranios cruzado de punta a punta por silbidos de afilador; un remoto espejismo traspasado por el aullido azul de la verdad. Y que a pesar de las elegantes sienes plateadas, la piel bronceada y las sortijas de oro que aún lucía el cadáver, le reconoció; que todo habían sido espejuelos, dijo, en aquel tiempo y aquellas calles, incluido este trapero que al cabo de treinta años alcanzaba su corrupción final enmascarado de dignidad y dinero.

Juan Marsé
Si te dicen que caí

Que Juan Marsé alcanzó su plenitud como novelista con la publicación de Si te dicen que caí es tan cierto como que intentar llevar semejante novela a la pantalla era una empresa casi suicida, habida cuenta de la naturaleza proteica del texto. Ya se sabe: lo que funciona (o se tolera) por escrito no necesariamente da buenos resultados cuando se traduce en imágenes. Pero no vamos nosotros a ahondar ahora en la polémica de si las adaptaciones cinematográficas de la obra de Marsé son buenas, malas o regulares, que ya se ha encargado el propio autor de hacerlo asiduamente. Baste decir que enfrentarse con una historia coral, ramificada en diversas subtramas a lo largo de casi cuatrocientas páginas, y plagada de continuos saltos temporales no era tarea fácil.

Eso y que este Aranda no era ya aquella joven promesa de Fata Morgana o La novia ensangrentada, sino el viejo libidinoso de pelo blanco obsesionado con filmar hasta el último poro del cuerpo de Victoria Abril. De modo que lo que fue novela experimental a lo Faulkner, de alto contenido político, merecedora de un premio internacional, publicada en Méjico en 1973 (y prohibida por la censura franquista hasta tres años más tarde) se convertía, en sus manos, en poco menos que una confusa maraña de personajes y escenas eróticas.

Sarnita (Juan Diego Botto, centro) y sus compañeros de aventis


Tiene, eso sí, el atractivo de ver a los hermanos Botto (María y Juan Diego) cuando eran apenas unos críos, muy al principio de sus respectivas carreras. O comprobar cómo determinadas leyendas urbanas de la posguerra, que en su día conmovieron a la ciudad condal, han seguido siendo recreadas incansablemente por la literatura y el cine hasta llegar a nuestros días. Es el caso del crimen de la prostituta Carmen Broto o de las andanzas del maqui Facerías atracando meublés, aquí encarnado por Lluís Homar en el claro trasunto que es el personaje de Palau y retomado, años más tarde, por Roger Casamajor en el docudrama de Carles Balagué La casita blanca (2002). Aunque es otro Carles (Sabater: el malogrado vocalista del dúo Sau) quien interviene en un pequeño papel en dicha escena.

Estraperlistas, cines de barrio y cartillas de racionamiento: en definitiva, el universo de Marsé. Constantes que marcaron su infancia y, por ende, su narrativa y que en Si te dicen que caí se hallan presentes una vez más, con el habitual eco de fondo de alguna copla de Concha Piquer. Ambiente que, a pesar de las limitaciones arriba indicadas, sí que acertó a recrear Vicente Aranda en la película.


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