lunes, 8 de junio de 2015

La vida en un hilo (1945)




Director: Edgar Neville
España, 1945, 92 minutos

La vida en un hilo (1945) de Edgar Neville


Mucho se ha reivindicado en los últimos años (especialmente desde Madrid) la figura del director Edgar Neville: que si viajó a Hollywood y allí entabló amistad con Chaplin, que si sus películas son de lo mejorcito que se hizo en España durante los cuarenta, que si junto a Conchita Montes protagonizó un conato de star-system nacional... Pase. Pero aunque todo ello fue más o menos cierto no menos verdadero es que viendo su filmografía se hace evidente aquello tan célebre que, algún tiempo después, diría Juan Antonio Bardem en las conversaciones de Salamanca al referirse al cine patrio como "políticamente ineficaz. Socialmente falso. Intelectualmente ínfimo. Estéticamente nulo. Industrialmente raquítico”. O dicho de otro modo: en un país de ciegos, Edgar Neville fue el tuerto triunfador...

Ello no impide, sin embargo, que películas como La vida en un hilo (1945) tengan un cierto interés, sobre todo por intentar una estructura narrativa cuando menos original: la jovial Mercedes (interpretada por Conchita Montes, la actriz fetiche de Neville) acaba de enviudar del soso Ramón (Guillermo Marín, otro secundario habitual del cine español de los cuarenta) y rememora con ligera nostalgia sus años de matrimonio en común para acabar llegando a la conclusión de lo infeliz que fue junto a un hombre tan gris. Mientras viaja en tren hacia Madrid, una estrafalaria vidente que se hace llamar Madame Dupont (Julia Lajos) le hace ver que en cierta ocasión Mercedes pudo haber elegido a otro hombre como compañero y le muestra cómo hubiese sido esa vida alternativa con el audaz Miguel Ángel (Rafael Durán), el otro apuesto pretendiente.

Tan sonoro fue el éxito de la película que en los premios otorgados en 1946 por el Círculo de Escritores Cinematográficos La vida en un hilo resultó ganadora en los apartados de Mejor guion y Mejor argumento original. Pronto se llevaría a cabo, incluso, un montaje teatral igualmente aclamado. Tanto es así que en el mítico espacio televisivo Estudio 1 se realizaron dos adaptaciones del mismo: una en 1967 y otra en 1973. Y también en el cine esta rocambolesca trama dio lugar a un par de remakes: uno en Méjico en 1955 (La engañadora) y otro en España en 1992 (Una mujer bajo la lluvia de Gerardo Vera).

Aun así, el raquitismo al que hacía referencia el ya mencionado Bardem queda patente en la versión cinematográfica de Neville en los gorgoritos de las actrices, el sonido a lata vieja o las interpretaciones y los diálogos afectadamente teatrales...

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