Título original: Wicked: Part I
Director: Jon M. Chu
EE.UU./Canadá/Islandia, 2024, 160 minutos
Wicked (2024) de Jon M. Chu |
La enésima revisita del universo Oz nos llega en forma de superproducción mastodóntica, valga la redundancia, a partir del célebre musical homónimo de Broadway, presente en los escenarios de medio mundo desde 2003, inspirado a su vez por la novela del mismo título que publicara Gregory Maguire en 1995. Derroche colorista, regalo para los sentidos, que si además se disfruta en las condiciones óptimas de una sala como el Phenomena, multiplica por mucho sus ya de por sí numerosos encantos (a pesar de un guion un tanto confuso que acaba naufragando y un metraje excesivamente largo).
Sin embargo, y por muy poderosa que resulte visualmente la propuesta, lo cierto es que dista enormemente de la versión clásica con Judy Garland que todo el mundo tiene en la cabeza. Y no sólo porque se trate de una precuela centrada en los orígenes de la Bruja Mala del Oeste (interpretada por la británica Cynthia Erivo) y la más dulzona Glinda (Ariana Grande), sino debido a que Wicked (2024) parte de presupuestos estilísticos más cercanos a productos tipo High School Musical (2006), claramente concebidos para el público adolescente, que ya no concuerdan con la apariencia infantil de The Wizard of Oz (1939).
Asimismo, estamos ante una película que es hija de su tiempo, lo cual se aprecia de inmediato por el empeño que han puesto sus productores en respetar escrupulosamente una corrección política que está a la orden del día. Así pues, no hay grupo social o racial que no aparezca representado de algún modo (afroamericanos, asiáticos...), comenzando por la propia Elphaba (Erivo), quien ya desde niña sufrió la incomprensión de los demás a causa del color verde de su piel. Por otra parte, uno de los personajes va en silla de ruedas y otros, en cambio, dejan entrever su orientación sexual.
Se trata, por tanto, de un enfoque mucho menos inocente, en el que los munchkins ya no son enanitos, si bien el actor Peter Dinklage, célebre por su papel de Tyrion Lannister en Juego de tronos, le pone voz a una cabra tan sabia, el Doctor Dillamond, que imparte clases de Historia en la Universidad de Shiz. Aunque son tantísimos los personajes y tan exuberante en efectos cuanto acontece en pantalla que ya se anuncia una segunda parte, a buen seguro igual de espectacular que la presente. Las canciones de Stephen Schwartz, sin duda, constituirán de nuevo el eje de la banda sonora.