Directora: Pilar Palomero
España, 2024, 101 minutos
Los destellos (2024) Pilar Palomero |
Viendo Los destellos (2024) se tiene continuamente la sensación de que su directora y guionista, Pilar Palomero, se ha marcado el reto de captar matices tan sutiles como la complicidad entre los miembros de una familia o, más difícil todavía, cómo dicha connivencia fluctúa y evoluciona en función de unas circunstancias particularmente dolorosas. Se trata, sin embargo, de una película que rehúye cualquier tipo de tremendismo o sensiblerías al uso para centrarse, en cambio, en un universo de silencios y recuerdos compartidos, telón de fondo que marcará el reencuentro (literal y simbólico) entre los personajes.
No se aportan, por ejemplo, excesivos detalles sobre la enfermedad del padre (Antonio de la Torre), más allá de su evidente estado terminal, pero sí que se subraya la especial sensibilidad de un hombre, poseedor de una copiosa biblioteca, que hizo de la literatura su principal pasión a lo largo de la vida. No en vano, aunque con ciertos reparos, se declara "escritor", aparte de que su hija Madalen (Marina Guerola) le lee un bellísimo pasaje de Platero y yo.
De qué ocurrió entre Isabel (Patricia López Arnaiz) y él para que llegasen a distanciarse tantísimo no se dice tampoco gran cosa. El caso es que ahora, venciendo sus reticencias iniciales, la mujer accede a estar presente en el tramo final de la existencia de Ramón, aunque sólo sea por la hija que tienen en común. Como tampoco resulta cómoda la situación de Nacho (Julián López), nueva pareja de Isabel, además de profesor de música en un instituto de secundaria, y que realiza un verdadero alarde de paciencia y generosidad al acompañar a madre e hija en semejante tránsito.
Y así, con suma delicadeza, se exponen los pormenores de una obra cuya puesta en escena contemplativa discurre plácidamente en el marco idílico de un enclave rural (los exteriores se filmaron en localizaciones de la provincia de Tarragona como Horta de Sant Joan) donde se suceden momentos tan brillantes y fugaces como el propio título de la cinta. Reflexiones interesantes en torno a la muerte inevitable, pero también cargadas de magia y esperanza. Doblemente premiada en la última edición del Festival de San Sebastián.
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