miércoles, 3 de julio de 2024

Ayer, hoy y mañana (1963)




Título original: Ieri, oggi, domani
Director: Vittorio De Sica
Italia/Francia, 1963, 120 minutos

Ayer, hoy y mañana (1963) de Vittorio De Sica


Ieri, oggi, domani (1963). O, lo que vendría a ser lo mismo, Adelina, Anna y Mara, que son los tres personajes que interpreta Sophia Loren en esta entrañable comedia dividida en tres partes (una por cada región de la Península Itálica: Norte, Centro y Sur), siempre con Mastroianni en el rol masculino. Si el primer episodio se corresponde con el "Ayer", tal vez sea porque lo protagonizan napolitanos de los de toda la vida, de esos que cantan y gesticulan a cada momento, acostumbrados a batallar diariamente con las estrecheces propias de una vida humilde. Ambiente vecinal, por tanto, y una esposa dispuesta a procrear hasta siete veces con tal de eludir la cárcel...

En abierto contraste con su predecesora, la segunda historia se sitúa en un presente sofisticado de milaneses que visten elegantemente y escuchan jazz a través de la radio de su lujoso Rolls-Royce. Arranca con un interesante plano secuencia en cámara subjetiva en el que vemos las calles del centro urbano a través de los ojos de la protagonista mientras ésta conduce y repasa mentalmente los compromisos de su apretada agenda.



Por último, la prostituta en torno a la cual gira el tercer y último capítulo vive confortablemente en un ático de Roma donde recibe a sus distinguidos clientes. El problema vendrá cuando en la terraza contigua un joven seminarista se quede prendado de la belleza de la mujer. Circunstancia que horroriza a los abuelos del muchacho, a quienes ha ido a visitar y en cuyo apartamento se aloja durante su estancia en la Ciudad Eterna.

Y a todo esto, ¿qué papel juega el bueno de Marcello? Pues resulta que, aparte de remedar a la perfección el acento de cada región, en los tres casos va siempre a remolque de la hembra, por motivos muy distintos. En primer lugar, el exhausto Carmine no puede tirar de su pellejo ante la vivacidad sin límites de su cada vez más abultada prole. En cambio, el Renzo del segundo episodio, en su calidad de intelectual algo mundano, no pasa de ser el capricho pasajero de una señora adinerada deseosa, con motivo de una ausencia del marido, de evadirse de los convencionalismos de su clase social. Finalmente, el libidinoso Rusconi verá sucesivamente frustradas sus tentativas de saciar en Mara un desmedido apetito carnal.



2 comentarios:

  1. Es que hablamos de una de las parejas que son puro mito cinematográfico.

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    1. Ella cumplirá noventa años en septiembre. Y él habría llegado a los cien.

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