martes, 9 de julio de 2024

Allonsanfàn (1974)




Directores: Paolo y Vittorio Taviani
Italia, 1974, 115 minutos

Allonsanfàn (1974) de los Taviani


El estilo innovador de los hermanos Taviani se manifiesta en Allonsanfàn (1974) mediante tomas filmadas con la cámara a cuestas mientras los intérpretes avanzan campo a través. O en esos primeros planos de Mastroianni con la mirada perdida en los que su personaje se debate en elucubraciones que le llevan a mezclar fantasía y realidad. Una puesta en escena cadenciosa, con voluntad pictórica, que en algunos momentos se adelanta un año al Kubrick de Barry Lyndon (1975).

No en vano, el fresco histórico que aquí se despliega bebe de la pintura de Rembrandt para recrear la época previa al Risorgimento que culminaría con la unificación italiana. A este respecto, los casacas rojas que protagonizan la cinta encarnan un ideal revolucionario tan romántico como suicida: el de los carbonarios, sociedad secreta heredera de los ideales de Robespierre que, a principios del siglo XIX, conspiraba contra la ocupación napoleónica de la Península Itálica.



En dicho contexto, el viejo Fulvio (Marcello Mastroianni) sale libre de la cárcel tras largos años de cautiverio. De ahí que, desilusionado y enfermo, el veterano cabecilla ansíe retirarse para llevar una vida más tranquila en su casa de campo junto a su familia. Sin embargo, sus antiguos compañeros de armas no lo dejan en paz, puesto que necesitan de su ayuda para planear una nueva insurrección contra el gobierno austríaco.

De hecho, buena parte de la trama gira en torno al dilema entre el idealismo utópico por el que Fulvio había luchado en su juventud y la actual crisis de fe que le lleva a cuestionarse el alto precio personal que ha tenido que pagar a lo largo de su vida por aquel sacrificio. Disyuntiva que, a su vez, deriva en otra controversia más peliaguda aún, ya que los antiguos correligionarios de Fulvio no dudarán en acusarlo de traidor precisamente por las mismas circunstancias que él esgrime en favor de su absolución.



4 comentarios:

  1. Otra película emblemática del cine europeo de autor de los años setenta. Y uno de los mejores títulos de los responsables de "Padre, patrón".

    Un abrazo.

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    1. Sí, totalmente de acuerdo. Sobre todo por los valores éticos que subyacen en ella.

      Un abrazo.

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