martes, 14 de agosto de 2018

Pasión (1969)




Título original: En passion
Títulos alternativos: La pasión de Anna / L 182
Director: Ingmar Bergman
Suecia, 1969, 101 minutos

Pasión (1969) de Ingmar Bergman


Filmado después de la ruptura de Ingmar Bergman con Liv Ullmann en la isla de Fårö, donde habían vivido juntos, y en apenas cuarenta y cinco días, Pasión es lo más parecido a un thriller que el cineasta sueco llegó a rodar jamás. Porque, independientemente de que vuelva una y otra vez sobre los demonios interiores de sus personajes, en esta ocasión se cuela en la trama un elemento externo propio de los relatos policíacos: la presencia en la zona de algún perturbado que se dedica a matar animales con un ensañamiento especialmente cruel. Aunque, fiel a su estilo austero, Bergman deja el asunto en un segundo plano y elude entrar en detalles, más allá de la contundencia visual de las ovejas degolladas o el caballo chamuscado.

Al perrito que iba a ser ahorcado, sin embargo, lo salva in extremis Andreas (Max von Sydow) para que se convierta en su nuevo y casi único compañero. Él es un solitario del que poco sabemos, sino es que se divorció no hace mucho y que prefiere, por ello, vivir aislado del resto del mundo. Anna (Liv Ullmann) y, en menor grado, Eva (Bibi Andersson) entrarán, sucesivamente, en los dominios de este hombre, lo cual hará que salten chispas, puesto que ambas padecen, a su vez, sus propios conflictos emocionales: la una a consecuencia de la trágica muerte del esposo y el hijo; la otra, por la crisis marital que atraviesa con Elis (Erland Josephson). Este último, en cambio, encarna al cínico de la función: un tipo que se pasa el día fotografiando a personas con trastornos psíquicos de toda índole para después clasificar minuciosamente su ingente colección de instantáneas. Sabedor de que Eva le fue infiel con el otro Andreas (el difunto marido de Anna), y por más que se esfuerce en fingir que ello le da igual, tal vez es por ese motivo que dedica la mayor parte de su tiempo a tan peculiar afición.



A nivel formal, uno de los elementos más novedosos de L 182, título alternativo de En Passion, es, aparte de un a modo de epílogo de La vergüenza realizado con material descartado de aquella película, que los cuatro actores son gradualmente entrevistados, cada uno por separado, para que opinen sobre sus respectivos personajes. Procedimiento que hoy sigue resultando moderno, pero que, sin embargo, ya había sido ensayado un par de años antes por el Godard de La chinoise (1967).

En cualquier caso, el rodaje de Pasión no fue precisamente lo que se dice placentero. En Imágenes (1990), la segunda autobiografía de Bergman, éste sugiere un conato de rebelión que habría sido instigado por el ayudante de Nykvist, así como las continuas desavenencias con su director de fotografía debido al difícil reto que se habían marcado: rodar una película en blanco y negro en color... Paradójico objetivo cuyo único resultado concreto fue el  recrudecimiento de la úlcera de estómago de Bergman.


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