domingo, 24 de julio de 2016

A salvo en el infierno (1931)




Título original: Safe in Hell
Director: William A. Wellman
EE.UU., 1931, 73 minutos

A salvo en el infierno (1931) de William A. Wellman


Probablemente precursora del cine negro en varios aspectos, Safe in Hell (1931) muestra la vida que lleva una joven de Nueva Orleans en Tortugo, la pequeña isla del Caribe adonde se ha refugiado, con la ayuda de su novio marinero, huyendo de la justicia por un crimen que cree haber cometido. Aunque el ambiente opresivo que se respira en el hotel donde se aloja va a ser para la bella Gilda una pueba de fuego, teniendo en cuenta la peligrosa fauna masculina que allí se hospeda: un general golpista, un abogado corrupto, un verdugo y otros hombres tan sudorosos como libidinosos que codiciarán su compañía. Porque Gilda es una mujer de la vida y eso se ve a la legua... pero también una mujer fuerte que sabrá cómo mantener a raya a tanto moscón mientras espera el regreso de Carl (Donald Cook).



Queda claro, pues, que, vulgar y valerosa al mismo tiempo, la Gilda que interpreta Dorothy Mackaill es una especie de Penélope moderna que deberá hacer frente a una corte de pretendientes bastante sui géneris. Sólo que, viendo cómo es capaz de encender las cerillas con una sola mano, no necesitará tejer y destejer ningún sudario: ventajas de ser una femme fatale avant la lettre...



La nota de color la ponen la recepcionista Leonie (Nina Mae McKinney) y el botones Newcastle (Clarence Muse), siendo ambos un torrente inagotable de alegría que contrasta de forma muy vívida con la depravada atmósfera de aquel entorno.

En definitiva, A salvo en el infierno es un ejemplo excelente de lo que representó la época pre-code de la industria cinematográfica estadounidense: el periodo comprendido entre la introducción del sonido a finales de los años veinte y la aplicación, a partir de 1934, del estricto Código de Producción de Películas que recogía las directrices de censura.

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