martes, 15 de enero de 2019

Electra (1987)




Título original: Elettra
Director: Tonino de Bernardi
Italia, 1987, 93 minutos

Electra (1987) de Tonino de Bernardi


Comprenc que faig el que no pertoca a la meva edat ni el que m'escau. Però la teva perversitat i els teus actes m'obliguen per força a fer-ho, perquè dels dolents s'aprenen dolenteries...

Sófocles
Èlectra
Traducción de Esteve Bou i Castellà

Fiel a su cita anual con el ciclo Les fantasmagories del desig, la Filmoteca de Catalunya proyectaba esta tarde la Elettra que el italiano Tonino de Bernardi (Chivasso, Turín, 1937) dirigió, a partir del texto de Sófocles y hace ya más de tres décadas, en Casalborgone, la pequeña localidad piamontesa en la que dicho director reside. La intención que se adivina en ella es la de hacer que los clásicos bajen del pedestal para, liberados de cualquier atisbo academicista, insuflarles nueva vida.

Nos situamos, por tanto, ante un tipo de cine que exalta la autenticidad de lo rural por encima de cualquier otra consideración artística, convirtiendo, así, a los anónimos vecinos de la aldea en protagonistas de una tragedia que vendría a ser la heredera, por vía directa, del Edipo rey (1967) y la Medea (1969) de Pasolini o de aquella Orestíada africana que una vez concibiera el malogrado cineasta-poeta sin llegarla a ver jamás concluida.



De modo que las calles y prados de este pueblo se transforman, merced a la magia del cinematógrafo, en la mítica Argos, escenario de la venganza que Electra y su hermano Orestes planean para desquitarse de la aciaga muerte del padre, Agamenón, héroe de la guerra de Troya y alevosamente asesinado por Clitemnestra y Egisto. Mientras tanto, piezas para violonchelo o clarinete de Bach, Mozart y Weber son interpretadas en directo con la finalidad de ilustrar las diatribas del coro trágico.

Interesantísima puesta en escena cuya sobriedad podría recordar, por momentos, al Rohmer de Perceval le Gallois (1978), pero que tendrá, sin embargo, su posterior correlato en realizadores catalanes actuales como el Albert Serra de Honor de cavalleria (2006) y, sobre todo, Eva Vila, quien, en la reciente Penèlope (2017), explora la esencia del mito homérico situándolo en Santa Maria d'Oló, municipio de la Catalunya profunda donde, al igual que en Casalborgone, lo local se convierte en universal.


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