viernes, 5 de febrero de 2016

Toni (1935)











Director: Jean Renoir
Francia, 1935, 81 minutos



Inspirándose en el idílico mundo rebosante de mojigatería de Marcel Pagnol, Jean Renoir supo sin embargo crear un filme de bellas imágenes a partir de las pasiones de los inmigrantes italianos y españoles que vivían y trabajaban en el Midi francés. A pesar de las interpretaciones más bien maniqueas de los actores, de la (vista desde hoy) un tanto rudimentaria puesta en escena y de la candorosa historia que narra, Toni sigue siendo una película que se adelantó en diez años al neorrealismo. Porque Renoir es mucho Renoir y decir Renoir es casi tanto como decir CINE, con las mayúsculas de quien posee el don del humanismo. De hecho, el verismo de Toni coincide con un dato en apariencia anecdótico pero altamente revelador: Luchino Visconti fue uno de los ayudantes de dirección que trabajó en el rodaje, lo cual podría explicar que más tarde, de regreso a su país, aplicase en sus primeros filmes lo que junto a Renoir aprendió. 

En todo caso, la estructura circular de Toni presenta a unos obreros italianos que llegan en tren a su destino, cantando alegremente como lo harán los que tomen el relevo en el plano final. La historia se repite y quizá otros Tonis tengan mejor suerte que el Antonio Canova protagonista que acabamos de ver sucumbir inútilmente. Quedarán para el recuerdo, sin embargo, escenas de belleza indeleble, como la despechada Marie (Jenny Hélia) remando sobre las aguas que reflejan nítidamente su trágica silueta o la ardiente Josefa (la mejicana Celia Montalván) empuñando el revólver que la liberará del odioso patrón...





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