sábado, 25 de junio de 2022

Vestida de azul (1983)




Director: Antonio Giménez Rico
España, 1983, 96 minutos

Vestida de azul (1983) de Giménez Rico


Vestida de azul (1983) reúne a un grupo de seres humanos cuya identidad sexual no se corresponde con lo que indica su DNI. Son y se sienten mujeres, aunque nacieron con cuerpo de hombre. La mayoría se dedican al espectáculo en salas de fiesta como la mítica Centauros y algunas ejercen también la prostitución. Todas ellas, sin embargo, demuestran una  extraordinaria seguridad en sí mismas a pesar de los muchos sinsabores a los que han tenido que hacer frente a lo largo de sus vidas.

Interesante testimonio en primera persona, la temática que aborda Giménez Rico en este documental confirma que, además de Almodóvar, hubo otros cineastas interesados en explorar un mundo hasta aquel entonces excluido de nuestra cinematografía. Tal sería el caso, por ejemplo, de otra cinta que ya tuvimos ocasión de comentar hace unos meses: El transexual (1977), en la que el director José Jara se atrevía a sumergirse en las profundidades de la noche madrileña. La diferencia, no obstante, estriba en el hecho de que aquí se prescinde totalmente de trama argumental, centrándose en exclusiva en las seis protagonistas.



El resultado es un retrato amable exento de morbosidad en el que Loren, Renée, Nacha, Eva, Tamara y Josette se explayan explicando sus respectivas trayectorias vitales, todas ellas muy diversas. La primera, recién salida de la cárcel de Carabanchel, explica con mucha gracia algunas anécdotas a propósito de su servicio militar o de cómo trabajó de mayordomo para los duques de Cádiz. Tamara, en cambio, ha sido víctima de una doble exclusión social en tanto que mujer trans de etnia gitana. Renée, la peluquera, escribe una carta muy emotiva a su familia de Asturias en la que les desvela su verdadera identidad. Nacha es quizá la más empoderada de todas y de ahí que presuma tanto de la ropa y de las joyas que posee. De Eva, alias "la Bibi Andersen", se nos muestran imágenes de la mamoplastia a la que se somete, mientras que en el caso de Josette sorprende el encuentro con su ex mujer.

Al cabo de los años, Vestida de azul ha acabado convirtiéndose en una película de culto objeto de varios análisis, como el publicado por Valeria Vegas en 2019. Mucho han cambiado las cosas a lo largo de estas cuatro décadas, sin ir más lejos la propia despenalización del colectivo o la entrada en vigor de la Ley de Identidad de Género en 2007. Conquistas que contrastan enormemente con el aciago fin que aguardaba a la mayoría de las protagonistas del filme: a día de hoy, sólo siguen con vida Nacha y Josette. Curiosamente, esta última ha vuelto a su identidad masculina.



4 comentarios:

  1. Fueron tiempos muy difíciles para este colectivo avocado al submundo del espectáculo travesti o a la prostitución.

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    1. Ciertamente. Sin embargo, la película, pese a no profundizar en el tema, ofrece un punto de vista sumamente respetuoso.

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  2. Hola Juan!
    Otro titulo que si bien conocía no había visto. Estaba leyendo tu entrada y me acordaba de una noche en particular, diciembre del 84, yo con 16 años entrando en un local difícil de catalogar, una historia con un toque muy Almodovar y que todavía tengo fresca...
    Saludos!

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    1. Tranquilo, Fran: todo el mundo tiene un pasado. Me dejas con la intriga de cuál fue el desenlace.

      Saludos.

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