sábado, 7 de octubre de 2017

La portentosa vida del padre Vicente (1978)




Título original: La portentosa vida del pare Vicent
Director: Carles Mira
España, 1978, 78 minutos



Ya desde mucho antes de que la estulticia nacionalista, en uno u otro sentido, acometiese irreversiblemente a la plebe por estos lares, la simple mención del nombre de Albert Boadella era considerada, desde instancias oficiales, poco menos que concitar al mismísimo Satanás. Lo cual nos viene muy bien ahora que toca comentar una de sus primeras incursiones cinematográficas, haciendo, precisamente, de todo lo contrario: de San Vicente Ferrer (1350-1419).

Fue éste un proyecto que ya nació marcado por la polémica, habida cuenta de que enfrentarse con una figura religiosa en clave satírica, y más en plena Transición, suscitó enseguida las iras de los sectores más reaccionarios, que atacaron ferozmente la película incluso antes de haberla visto.



En el plano estrictamente historiográfico, la recreación llevada a cabo por el valenciano Carles Mira se permitía ciertas licencias, como el anacronismo de hacer comer tomates a unos personajes que vivieron un siglo antes del descubrimiento de América. Así pues, y comenzando por el propio título, La portentosa vida del pare Vicent desprende, en líneas generales, un aire irreverente que nace, curiosa paradoja, de los mismos milagros que la tradición atribuye al santo patrón. Porque plasmar en imágenes que un niño guisado renazca del interior de un puchero, que un nonato ladre desde el interior del vientre materno o que una mujer (Ángela Molina) expulse mediante una flatulencia atronadora los sesenta demonios que la poseían casa mal con la estampa beatífica del dominico.

Predicador incansable, por otra parte, el padre Vicente viajará acompañado de un nutrido séquito que recibe embelesado la vehemencia de sus sermones, si bien a lo largo de dicho peregrinaje se irá también poniendo al descubierto la corruptela que aflige, por doquier, al clero, más preocupado en regalarse en opíparos banquetes y otros placeres terrenales que no en rechazar de plano la tentación como hará el santo.

Sant Vicent el del ditet

2 comentarios:

  1. Una película curiosa cuya estética más bien desaliñada parece remitir a las crónicas satíricas (Decamerón, etc.) filmadas a principios de esa década por Pier Paolo Pasolini. Salvando las distancias.

    Saludos.

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    1. ¡Anda, pues es verdad! No había caído yo en lo de Pasolini. ¡Bien visto! Gracias por comentar. Saludos.

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