jueves, 9 de junio de 2016

Le cinéma et rien d'autre: rencontre avec Bertrand Tavernier à l'Institut français de Barcelone









De nuevo Tavernier. En esta ocasión con motivo del coloquio que, en la tarde de hoy jueves 9 de junio, han mantenido en la sede del Institut français de Barcelona el cineasta y Esteve Riambau. Se cierra con este acto la estancia de tres días de Bertrand Tavernier en la ciudad condal, a lo largo de los cuales ha presentado filmes propios y ajenos en la Filmoteca de Catalunya.

Lo de hoy ha sido algo un poco más personal, moderado por Riambau y alternando las respuestas del director galo con escenas de su filmografía que se iban proyectando en la pantalla del auditorio. La primera de ellas ha sido un fragmento de Hoy empieza todo (Ça commence aujourd'hui, 1999) que ha dado pie a diversas reflexiones sobre el mundo de la educación: la burocracia innecesaria, los inspectores presuntuosos que se atreven a dar lecciones a los docentes sin haber ellos mismos impartido jamás una clase, la pedantería y el uso innecesario de neologismos hipercomplicados (¡desplazarse horizontalmente sobre un medio líquido en lugar de nadar!)... Tavernier, citando a George Orwell, lo tiene clarísimo: "La verdadera revolución comienza por decir que dos más dos son cuatro".

La segunda de las escenas seleccionadas pertenecía a La vida y nada más (La vie et rien d'autre, 1989): un duelo interpretativo entre Philippe Noiret y Sabine Azéma con la guerra del 14 como trasfondo histórico, que ha permitido evocar cómo en ocasiones los autores harían bien en escuchar las sugerencias de los actores a los que dirigen.

Por último, la magia de Dexter Gordon ha permitido rememorar lo que supuso Alrededor de la medianoche ('Round Midnight, 1986) en la carrera de un realizador enamorado del jazz y del cine americano. En ese sentido, comentaba Tavernier cómo su película fue de las primeras en otorgar el protagonismo a los jazzmen negros, los mismos que se vinieron a Europa a partir de la década de los cincuenta porque en su propio país eran obligados a entrar por la puerta de servicio incluso en los locales donde actuaban...

Bertrand Tavernier en la Filmoteca de Catalunya
el pasado martes 7 de junio

De por qué determinadas constantes se repiten a lo largo de su filmografía habría que buscar la respuesta en el seno de su familia, a la que Tavernier ha aludido en diversas ocasiones, dibujando un cuadro lleno de vida de aquellas lejanas sobremesas en las que su padre (gaullista) recibía las pullas de su madre (socialista).

No podía faltar la consabida alusión (siempre menciona la misma batallita en todas las entrevistas que concede) a sus encuentros con un veterano John Ford, cuando Tavernier ejercía en París de agente de prensa y los devaneos etílicos del director de La diligencia, flanqueado por una botella de ron y otra de güisqui, suponían un peliagudo problema para su ya mermada integridad física.

Durante el turno de preguntas, el homenajeado ha respondido a diferentes cuestiones planteadas por el público asistente: ¿cree realmente, como ha declarado estos días a la prensa de la ciudad, que la Nouvelle Vague tuvo más de montaje publicitario que de hornada de creadores geniales? Tras meditar unos segundos, responde decidido: claro que hubo obras maestras firmadas por sus miembros, pero lo que le molesta es la insistencia de los periodistas españoles por reducir el cine francés a una etiqueta que engloba a directores tan opuestos como Rohmer y Godard. Además: la Nouvelle Vague jamás se preocupó de mostrar a la clase obrera, aparte de que ninguneó la producción de cineastas de los cuarenta como Maurice Tourneur o Marcel Carné.

¿Qué le parece el cine francés actual?: pues que hay de todo. Destaca a realizadores como Benoît Jacquot u Olivier Assayas, cuyas películas aprecia enormemente. ¿Cómo ha planteado su último trabajo, el documental Voyage à travers le cinéma français (aún inédito en España, aunque Riambau anuncia que los de A contracorriente tienen previsto estrenarlo en 2017)? Tavernier responde que no tanto como una reivindicación nostálgica sino más bien con la esperanza de devolver visibilidad a un cine que todavía mantiene su vigencia.

Y así, siendo emplazado por el máximo responsable de la Filmoteca a volver a Barcelona para presentar su próximo proyecto, se ha dado por concluido el acto.


2 comentarios:

  1. Seguro que fue un encuentro inolvidable. Me gusta el cine de Tavernier. Si no recuerdo mal, he visto toda su filmografía y espero comentarla en el blog, aunque, por ahora, solo he comentado seis o siete películas suyas.

    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Fue, ciertamente, un coloquio muy interesante. Y ahora ya, por desgracia, irrepetible. Siempre nos quedarán, al menos, sus películas.

      Saludos.

      Eliminar