lunes, 27 de junio de 2016

Un, dos, tres... al escondite inglés (1970)




Director: Iván Zulueta

España, 1969-1970, 85 minutos

Un, dos, tres... al escondite inglés (1970) de Iván Zulueta


Una explosión de color. Sólo así puede describirse el torrente de música e imágenes que concibió el visionario Iván Zulueta en su ópera prima a finales de los sesenta. Para quienes no hayan visto nunca Un, dos, tres... al escondite inglés la sorpresa debe ser mayúscula: tanto se ha dicho que la España de aquel entonces era un país en blanco y negro que muy fácilmente se puede caer en el error de pensar que aquí todo el mundo cantaba el "Cara al sol" con el brazo en alto. Y, hombre: pues no... Resulta gratificante comprobar que no todo comenzó con la Movida madrileña, que una década antes ya había grupos de rock que cantaban en inglés y que, al margen de la cultura oficial, también existía (por muy minoritaria que fuese) una creatividad underground desbordante.

Lo triste del caso es que cuarenta y siete años después parezca que haya pasado una apisonadora sobre nuestra conciencia colectiva, hasta el punto de que casi nadie recuerde todo aquel legado. Bueno, a los Fórmula V todavía, pero porque fueron de los más comerciales. Los Ángeles, así, así. Y prácticamente ahí terminan los restos del naufragio y comienza la amnesia general. ¿O acaso queda alguien que se acuerde de Los Mitos, Los Íberos, Los Buenos, Los Beta o Henry y Los Seven?

Suerte que las películas quedan para siempre y que joyas como Un, dos, tres... al escondite inglés nos permiten recuperar un periodo esencial (y desconocido) de nuestra cultura popular. Como la existencia del grupo británico afincado en España The End. Habían debutado en 1968 con el álbum Introspection, producido nada más y nada menos que por Bill Wyman (el bajista de los Rolling Stones). En el filme interpretan el tema "Cardboard Watch", bellas melodías de inspiración psicodélica con los melenudos miembros de la banda mezclándose entre los viandantes de la madrileña Gran Vía.

¿O qué decir de los exóticos Pop-Tops, liderados por el vocalista de Trinidad y Tobago Phil Trim? A ellos corresponde el honor de cerrar la cinta con su interpretación soul de "That Woman". Aunque son Shelly y Nueva Generación quienes tienen el privilegio de cantar "I'm just a fool" en el interior del Santiago Bernabéu. Se conoce que por aquel entonces el no va más del cine vanguardista patrio era rodar en espaciosos recintos deportivos, ya que hay una escena de Fata Morgana (Vicente Aranda, 1966) que transcurre en el Nou camp.

De todas formas, y pese a que hay también alguna actuación que desentona un tanto con el resto, como "La Tarara" de Ismael, composición de corte tradicional que poco o nada tiene que ver con el estilo de la mayor parte de artistas invitados, lo cierto es que Zulueta supo ambientar cada número musical adaptándose a sus respectivas personalidades. En ese sentido, ver a Los Ángeles interpretando "Créeme" en mitad de un bosque en el que se los filma con profusión de ángulos cenitales o en contrapicado es una verdadera gozada.

¿Súper Mario Bros? ¡No: es Íñigo!

¿Y el argumento? Pues se trata de algo tan subversivo como boicotear el Festival de Mundocanal, parodia evidente de Eurovisión. En realidad es este un lugar común de todo musical yeyé: los concursos de jóvenes promesas, la presencia continua de los Beatles o las tiendas de discos son elementos que ya aparecían en Megatón yeyé, la película sobre Micky y Los Tonys que comentábamos hace unos días. Como forman igualmente parte del imaginario pop los cameos de personalidades del momento. En el caso de Un, dos tres... al escondite inglés, además de los mencionados grupos, contamos con la presencia de José María Íñigo interpretándose a sí mismo. Y varios cineastas, como Antonio Drove, Jaime Chávarri (también coguionista) y José Luis Borau (productor/codirector), se hicieron cargo de pequeños papeles.

Así que, sufrido internauta, si has tenido la paciencia de leer hasta el final estas líneas, no te lo pienses dos veces y déjate fascinar por la magia de una de las películas de culto más interesantes del cine español: merece la pena.

P.D.: Tanto el cartel que figura al inicio de esta entrada como los títulos de crédito y los decorados son obra del propio Iván Zulueta, artista total que tuvo ocasión de diseñar los carteles de los primeros filmes de Almodóvar o el de Furtivos de Borau.


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