martes, 14 de abril de 2015

El extraño (1946)










Título original: The Stranger
Director: Orson Welles
EE.UU., 1946, 95 minutos

El extraño (1946)

El agente Wilson (Edward G. Robinson), de la Comisión de Crímenes de Guerra, está buscando al prófugo alemán Franz Kindler, uno de los autores intelectuales del Holocausto nazi que, habiendo cambiado de identidad, vive tranquilamente en una pequeña localidad de la América profunda y está a punto de casarse con la candorosa hija del fiscal. Wilson lanza tras Kindler a su antiguo camarada Konrad Meineke, quien, tras buscarlo infructuosamente en un indeterminado país sudamericano, acaba dando con él en Harper, Connecticut, donde será asesinado por el mismo Kindler para evitar que pueda delatarlo. Ahora la única pista de Wilson será la fascinación de Kindler por los relojes antiguos; pero, a pesar de que Kindler parece seguro bajo su nueva identidad como profesor Charles Rankin, se siente acosado por su pasado...

Tal y como suele ocurrir con muchos títulos del Cine Negro americano, a menudo se ha señalado el notable influjo expresionista en esta y en otras de las primeras películas de Orson Welles. Los ambientes oscuros y opresivos, el predominio de las sombras y su utilización dramática son perfectamente reconocibles en El extraño (1946). De la misma manera, en la secuencia final, ambientada en la torre del reloj, se puede apreciar la influencia de Metrópolis (1927) de Fritz Lang, donde los personajes también luchaban y se arriesgaban a caer desde lo alto de un edificio religioso.

Producida por Sam Spiegel (en los créditos aparece como S.P. Eagle), al parecer el papel de agente caza nazis debía ser interpretado en un principio por la actriz Agnes Moorehead, aunque la RKO impuso al ya consagrado Edward G. Robinson al considerarlo más convincente. Puede que el propio Welles no tuviese en mucha estima esta película en comparación con otros proyectos suyos más personales, pero lo cierto es que en El extraño se pueden apreciar igualmente detalles de su maestría. Así, por ejemplo, en cómo utiliza la profundidad de campo en el momento en el que vemos entrar en la iglesia al personaje de Noah Longstreet (interpretado por Richard Long): Franz Kindler (Orson Welles) está sentado en primer plano en la cafetería y basta que gire la cabeza apenas un instante para dejarnos libre el campo de visión y ver al fondo la fachada y la escalinata por la que accede el hermano de la ingenua Mary (Loretta Young).



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