Director: Antonio Giménez Rico
España, 1970, 94 minutos
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El cronicón (1970) de Antonio Giménez Rico |
Con un poco de comedia de época y otro poco de opereta, El cronicón (1970) basa buena parte de su comicidad en la inclusión de elementos anacrónicos. Por eso los miembros de la corte medieval bailan a ritmo yeyé o el avispado Aladino (Luis Sánchez Polack, "Tip") lleva gafas de montura metálica. A semejante voluntad paródica obedece también la ambientación yanqui del Nuevo Mundo cuando don Blas Testa de Buey (Cassen) y sus secuaces cruzan el charco para ir en busca de El Dorado.
Ayudado en las labores de guion por su buen amigo José Luis Garci, Antonio Giménez-Rico (1938-2021) pergeña un engendro tan adorable como disparatado que se abre y se cierra con sendas citas literarias: "La moralidad que tiene un punto de satírica es muy gustosa, pero ha de ponderar en común para ir segura" (Baltasar Gracián, Arte y agudeza de ingenio) y "Para sermón de lego ya es bastante sin licencia del prior" (Francisco de Quevedo, La hora de todos y la fortuna con seso).
Música de Carmelo Bernaola, fotografía de José Luis Alcaine y un elenco de secundarios inolvidables, encabezado por Venancio Muro (Alicán), Esperanza Roy (Condesa Genoveva) o Manolo Gómez Bur (Conde Sandro), que aparecen haciendo de estatuas vivientes en los títulos de crédito iniciales. También intervienen, en papeles menores de fieles servidores de la ley, Antonio Casal (el Justicia Mayor) y José Orjas (Comisario).
Que un aristócrata algo crédulo y aquejado de impotencia mande a un navegante insensato al otro confín de la tierra en pos del remedio infalible para sus males y que esa panacea se llame Dilaila (Rosanna Yanni) y luzca tres lunares en lo más recóndito de su escultural cuerpo da una idea de por dónde van los tiros. Que es precisamente como acaba la película: con un tiroteo en medio de un pinar y los varones acosados por una tribu de bellas indias antropófagas que amenazan con echarlos a la marmita. ¡Apoteósico!
Una parodia que no carece de cierto encanto.
ResponderEliminarUna pura astracanada.
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