martes, 24 de junio de 2025

Al fin solos, pero... (1977)




Director: Antonio Giménez Rico
España, 1977, 97 minutos

Al fin solos, pero... (1977) de Giménez Rico


La presentación de Rosario Flores (quien por entonces respondía al nombre artístico de Rosario Ríos) fue esta olvidable comedia musical en torno a un alto directivo de una firma de productos lácteos, interpretado por el mejicano Enrique Guzmán, que se ve continuamente requerido por la propietaria de la empresa (Laly Soldevila), su amante (Ágata Lys) y una hija aquejada de complejo de Edipo (o "del hipo", como dice ella, si bien el suyo se correspondería más bien con un complejo de Electra) que pretende gozar en exclusiva y a todas horas de la compañía de su progenitor.

Ni que decir tiene que la niña en cuestión, de nombre Marta, es un torbellino que lo mismo boicotea las clases de las monjas en el colegio, en especial las de la Madre Sacramento (Mary Carrillo), que le echa excrementos al yogur de la modelo y amante del padre durante la grabación de un spot publicitario. El director de dicho anuncio, por cierto, es el propio Antonio Giménez Rico, quien anteriormente ya había protagonizado un cameo similar en otra de sus películas: El cronicón (1970).

Chus Lampreave y Rosario Flores (babeando yogur)


El variopinto repertorio de canciones que interpreta Rosario Flores a lo largo del filme abarca desde temas folclóricos de Rafael de León hasta composiciones infantiles con letra de Gloria Fuertes, todo bastante gratuito y para mayor lucimiento de la por entonces debutante (contaba apenas trece años en el momento del rodaje).

Poco más se puede añadir si no es destacar la presencia en el reparto de Luis Ciges o Chus Lampreave como secundarios, esta última en el papel de chacha o criada que tiene a su cargo a la cría, o la de Antonio Larreta en el equipo de guionistas. Nombres ilustres que, sin embargo, no impiden que Al fin solos, pero... (1977) sea un bodrio cuyo único interés en aquella lejana coyuntura de la Transición fuese descubrir a un nuevo miembro de la saga Flores o, por qué negarlo, admirar los senos de Ágata Lys en las dos o tres secuencias en las que aparece fugazmente desnuda.



2 comentarios:

  1. Una pretendida crítica sobre esto, aquello y lo de más allá.

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    1. Un mejunje extraño, diría yo, que no queda muy claro a qué tipo de público va dirigido.

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