Título en español: Casa en llamas
Director: Dani de la Orden
España/Italia, 2024, 108 minutos
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Casa en flames (2024) de Dani de la Orden |
Hábil tejedor de comedias frescas y ágiles, Dani de la Orden ensaya en Casa en flames (2024) una propuesta que, si bien mantiene ese espíritu ligero en su arranque, pronto se adentra en territorios mucho más incómodos y profundos. La excusa argumental, una familia aparentemente modélica de la burguesía barcelonesa que se dispone a pasar el fin de semana en su encantadora residencia junto al mar, sirve como detonante para una explosión de tensiones latentes y secretos a voces. A través de situaciones cotidianas llevadas al extremo, la película invita a reflexionar sobre la hipocresía de las relaciones familiares y cómo la convivencia, incluso en el radiante paraíso de Cadaqués, puede convertirse en un auténtico campo de batalla.
Una de las principales bazas de Casa en flames reside, sin duda, en su notable reparto. Por ejemplo Emma Vilarasau y Alberto San Juan, en el rol de matrimonio divorciado, destilan una química notable que se va acentuando a medida que las cosas se tensan. O Enric Auquer y María Rodríguez Soto en el papel de hermanos: sus personajes, entre lo entrañable y lo irritante, consiguen generar en el espectador una mezcla de empatía y exasperación, clave para que la película funcione en sus diversas capas. Al mismo tiempo, el multipremiado guion de Eduard Sola, repleto de diálogos y réplicas mordaces, contribuye a reforzar la sensación de que todos ocultan algo.
Sin embargo, también es cierto que quizá se echa en falta una mayor profundización en las motivaciones de algunos secundarios, caso de Blanca (Clara Segura), Marta (Macarena García) o Toni (José Pérez-Ocaña), que podrían haber enriquecido aún más el retrato coral de esta peculiar parentela. Curiosamente, todos ellos, los "acoplados" o ajenos al clan en tanto que parejas de los anteriores, irán sucesivamente abandonando el barco conforme adquieran conciencia del nido de víboras en el que se han metido. Aun así, estos detalles no empañan el resultado final, que se erige como una propuesta entretenida y con momentos de auténtica lucidez sobre las complejidades de las relaciones humanas y las máscaras que a menudo nos vemos obligados a llevar.
En definitiva, Casa en flames se presenta como un inteligentísimo retrato de familia que, aunque no inventa nada, sí ofrece una mirada ácida y divertida sobre los conflictos y las dinámicas familiares y de pareja. Con unas interpretaciones sólidas y una dirección que sabe mantener el ritmo, la puesta en escena de Dani de la Orden consigue emocionarnos hasta su último fotograma, dejando una reflexión agridulce en torno a la fina línea que separa la convivencia cordial de la confrontación.
Un retrato de la burguesía catalana bastante ácido y que, aún rondando la caricatura, consigue ser lúcido a la par que divertido.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ácido y, en determinados momentos, hasta cáustico diría yo.
EliminarUn abrazo.
Un retrato tan despiadado como inteligente y divertido por momentos.
ResponderEliminarPara despiadada la madre, que es quien lo lía todo.
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