domingo, 30 de mayo de 2021

Biotaxia (1968)




Director: José María Nunes
España, 1968, 105 minutos

Biotaxia (1968) de José María Nunes


Dos advertencias encabezan los créditos iniciales de Biotaxia (1968): "Rodada en la Barcelona de Gaudí" y, acto seguido, "Intento de análisis para clasificar a un ser viviente." Luego la voz en off del actor José María Blanco (cuando aún se hacía llamar Pablo Busoms) concreta los datos definitorios de la protagonista como si los dictara para que alguien los teclee en una máquina de escribir: "Una mujer: personaje creado en una tarde de borrachera por los barrios del puerto de Barcelona. Nombre: María López. 30 años. Estado: casada. Señales características: una vieja cicatriz de apendicitis y una más reciente cicatriz de cesárea". Un primer plano del rostro de Núria Espert inunda la pantalla durante varios minutos. Recurso que volverá a repetirse más adelante, incluso en la secuencia final.

El escaso argumento de la película se resume en que una afamada actriz de teatro, cansada de la vacuidad de su propia existencia burguesa, rememora la aventura que vivió con un joven amante al que, en última instancia, saldrá a buscar por la ciudad. Poco diálogo propiamente dicho frente a un raudal de logorrea que, sin embargo, deja pinceladas tan lúcidas como las que siguen: "Un día de éstos te sentirás anulada por tu felicidad" o "Vete y escóndete en esa felicidad de tomar café en el salón después de las comidas […] Has pensado estar en las luchas y después has tenido que avergonzarte de huir. Has querido demostrar que sufrías por los que sufren, desde tu vagón blindado y acolchado".



Siendo el más proletario de los cineastas de la Escuela de Barcelona, la relación de Nunes con la Gauche Divine tenía que ser forzosamente tensa. O por lo menos incómoda. De ahí la actitud hostil del joven frente a los valores burgueses que encarna su amante por más que ésta se las dé de artista comprometida: "Tú eres la hipocresía. Y esta noche leerás, hasta el amanecer, el último libro prohibido que leen todos los esnobs que juegan a ser intelectuales progresistas..."

Con Biotaxia, Nunes inicia el viaje sin retorno hacia los márgenes del cine entendido, según una teoría un tanto críptica ideada por él mismo, como séptimo sentido: el vehículo que le permitía plasmar en imágenes una sensibilidad anarquista tan revolucionaria como poética. Tal vez por ello decidiera ubicar la "acción" (si es que así puede llamarse a las largas diatribas de sus personajes) en el terrado de la Pedrera, el interior de la cripta de la Colonia Güell o frente a la fachada de la Sagrada Familia. Espacios, todos ellos, cargados de simbología, en clara oposición con las tabernas portuarias adonde irá a parar María en busca del tiempo perdido que ya nunca regresará.



12 comentarios:

  1. Nunes se iba apartando cada vez más del cine comercial o entendido como tal. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ciertamente, Francesc. De hecho, un espíritu tan anárquico como el suyo difícilmente podía ceñirse al corsé que le imponía una industria más bien pacata.

      Saludos.

      Eliminar
  2. Siempre es un placer ver a Núria Espert, grande entre las grandes de la escena española.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y sin embargo, o al menos eso cuenta José María Blanco en sus memorias, la actriz quedó bastante descontenta con la película.

      Eliminar
  3. Hola Juan!
    De un tiempo a esta parte y gracias a todas las entradas que nos traes se me plantea una duda, ¿es posible que Barcelona acogiese mas rodajes que Madrid?
    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Has dado en el clavo, Fran: Barcelona fue el epicentro de la industria cinematográfica española hasta el año 1962, fecha en la que "misteriosamente" ardieron los Estudios Orphea. Desde aquella fecha la capital catalana perdería definitivamente su posición hegemónica, relevancia que le fue arrebatada por Madrid.

      Saludos.

      Eliminar
  4. Creo que no ha envejecido muy bien la Escola de Barcelona. Recuerdo un film curioso de Portabella "Vampir Cuadecuc" con Christopher Lee, un documental rodado al mismo tiempo que el "Drácula" de Jesús Franco con imágenes curiosas como la de Lee recitando a Poe paseando por el zoo de Barcelona. También destacaría "Un cos al bosc" de Joaquim Jordà, algo así como un "Twin Peaks" a la catalana.
    Saludos!
    Borgo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo, en cambio, considero que el espíritu innovador de estas películas no tiene nada que envidiar a lo que por aquel entonces se estilaba en otras cinematografías (la francesa, sin ir más lejos).

      Comparto tu admiración hacia los dos títulos que mencionas, si bien los separan muchas décadas (una es del 71; la otra, del 96).

      Saludos.

      Eliminar
  5. Con mejor o peor fortuna, la Escuela de Barcelona se atrevió con un cine ambicioso visual y temáticamente.

    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sobre todo Nunes: el más revolucionario del grupo.

      Un abrazo.

      Eliminar
  6. Un cine que se arriesga en su temática y que nos gusta tanto a los que nos interesa el mensaje de los films aunque sean parcos o lentos como parece ésta. Que ciudad maravillosa debe ser Barcelona no? saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En el arte, el riesgo suele ir generalmente asociado a la inteligencia de sus creadores, aunque hay, asimismo, películas deliciosamente intrascendentes de las que aquí también nos gusta ocuparnos.

      ¿Barcelona maravillosa? Puede, pero no más que Buenos Aires, eso seguro.

      Saludos.

      Eliminar