domingo, 26 de marzo de 2023

Tiempo después (2018)




Director: José Luis Cuerda
España/Portugal, 2018, 100 minutos

Tiempo después (2018) de José Luis Cuerda


El testamento fílmico de un genio irrepetible: José Luis Cuerda (1947-2020). Con Tiempo después (2018) se cerraba una insólita tetralogía que quedará para los restos como el summum del absurdo en su versión carpetovetónica. Esbozado en Total (1983), inmortalizado en Amanece, que no es poco (1989) y ampliado en Así en el cielo como en la tierra (1995), el imaginario del cineasta manchego culminó con este canto del cisne cuya acción se sitúa en un lejanísimo 9177. Para entonces, la humanidad se limitará a lo que queda de un bloque de viviendas de lujo (que se parece enormemente al edificio Torres Blancas de Madrid) en medio de una especie de fantasmagórico Monument Valley.

La minoría que habita el rascacielos, encabezada, entre otros, por el Rey (Gabino Diego), el Alcalde (Manolo Solo) y una pareja de guardiaciviles (Miguel Rellán y Daniel Pérez Prada), tiraniza a las hordas de parados que malviven en las afueras, refugiados en las profundidades de un bosque. Ante tal panorama de desigualdad, sólo falta que las fuerzas vivas acusen injustamente a un pobre vendedor ambulante de limonada (Roberto Álamo) de un crimen que no ha cometido para que se encienda la chispa de la insurrección...



Heredero de Azcona y Berlanga, de los que se le puede considerar alumno aventajado, Cuerda insiste una vez más en un reparto coral en el que, sin embargo, se echan de menos los rostros de algunos de sus actores fetiche, en su mayor parte pasados a mejor vida. Circunstancia que le obliga a tirar de nuevos valores (Arturo Valls, Andreu Buenafuente, Carlos Areces, Berto Romero, Joaquín Reyes...), si bien el resultado dista de ser el mismo.

Y es que, independientemente del talento de dichos actores, que nadie pone en duda, con el relevo generacional se pierde la esencia de algo que sólo podían aportar los añorados Luis Ciges, Manolo Alexandre o Chus Lampreave: un plus de veteranía cuyo origen se remonta a las penurias de aquella España profunda que ya no existe y que, lamentablemente, los jóvenes no logran transmitir. De ahí que Tiempo después, a diferencia de las entregas que la precedieron, esté más cerca del cine de Santiago Segura o Álex de la Iglesia que no de aquel realismo mágico manchego tan entrañable. Desencanto que, a grandes rasgos, coincide con unas palabras del personaje de Roberto Álamo, cuando, ya hacia el final de la película, comenta con amargura: "No era esto, joder. No era esto..."



4 comentarios:

  1. En efecto, se nota el cambio de actores, en parte obligado por inexorables circunstancias.

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    1. Ciertamente, la generación de los Ciges y compañía fue irrepetible. Pasa un poco lo mismo cuando se ha querido filmar hoy algún viejo guion de Azcona: que por muy bueno que sea el texto, ya no queda creíble.

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  2. Hola Juan!
    Otra que desconocía. Estoy muy de acuerdo, esos guiones a día de hoy son difíciles de llevar a la pantalla, no hay mimbres para ese cesto, no es por desmerecer a los actores actuales pero es que la diferencia es tremenda.
    Saludos!

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    1. La vieja escuela tenía un punto entrañable que yo no sé ver en los humoristas actuales (es una opinión).

      Saludos.

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