viernes, 2 de septiembre de 2022

Funny Games (2007)




Título en español: Juegos divertidos
Director: Michael Haneke
EE.UU./Francia/Reino Unido/Austria/Alemania/Italia, 2007, 111 minutos

Funny Games (2007) de Michael Haneke


Confieso que por un instante he pensado en copiar y pegar aquí la reseña que ayer dedicamos a Funny Games (1997), cambiando únicamente el año y los nombres de los actores. A fin de cuentas, si Michael Haneke decidió filmar plano a plano una réplica exacta de su propia película, ¿por qué no hacer lo mismo con el comentario del remake? Aunque, bien mirado, quizá resulte más provechoso incidir en aspectos que, una década después, aún seguían presentes en la versión hollywoodense de la cinta.

Al igual que en la primera entrega, la eficacia dramática de Fanny Games U.S. (2007) viene dada por el contraste entre la apacible existencia de la familia Farber y la amoralidad de los dos asesinos en serie que irrumpen en su confortable casa de campo. Así pues, mientras Ann (Naomi Watts), George (Tim Roth) y su hijito Georgie encarnan el prototipo del American way of life, Peter (Brady Corbet) y Paul (Michael Pitt) pertenecen a un perfil muy concreto de la juventud contemporánea cuyos rasgos predominantes son la ausencia de empatía y la nula tolerancia a la frustración.



Ya desde los títulos de crédito, la banda sonora del filme pone de manifiesto las diferencias entre unos y otros al contraponer las armoniosas arias de Händel y Mozart (símbolo del refinamiento burgués) con el estrépito metálico de John Zorn. Lo cual no deja de ser una metáfora bastante expeditiva a propósito de los males que acechan con destruir una sociedad del bienestar muchísimo más vulnerable de lo que a priori cabría suponer.

De los motivos exactos por los que estos muchachos hacen gala de una crueldad tan gratuita no se aporta la más mínima explicación. Probablemente sea el resultado de haber permanecido expuestos a grandes dosis de violencia a través de los medios de comunicación de masas. O tal vez obedezcan exclusivamente a la mordacidad de un director que se sirve de ellos para interpelarnos con la  misma impertinencia con la que se cuelan en casa ajena o nos hablan mirando a cámara para romper la cuarta pared.



8 comentarios:

  1. Como señalas, no hay ninguna diferencia entre las dos versiones, salvo unos actores más conocidos. Me quedo con la austríaca.

    Un abrazo.

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    1. Hombre, "ninguna" lo que se dice "ninguna" tampoco es del todo cierto (algunos planos, como el momento en el que la madre encuentra al perro muerto en el interior del coche, son ligeramente distintos en una y otra versión). Dejémoslo en "casi" iguales. Aun así, yo también prefiero la austríaca: me parece más impactante.

      Un abrazo.

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    1. Casi, como le explicaba a Ricard en el comentario anterior.

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  3. Hola Juan!
    Yo también me quedo con la anterior. Últimamente (igual es cosa de la edad...) estoy tirando mas hacia géneros mas blanditos...jeje
    Saludos!

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    1. Lo comprendo, Fran: en la variedad está el gusto y no todo van a ser emociones fuertes.

      Saludos.

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  4. Me habían puesto esta película por las nubes y (como suele pasar en estos casos) me defraudó. Me pareció dos personajes muy tontos maltratados por otros dos personajes muy tontos. No sentí ninguna empatía.
    Saludos!
    Borgo.

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    1. Hombre, pues eso es justamente lo que persigue Haneke: que el espectador no empatice con los personajes. En todo caso, esto de las películas es algo muy personal.

      Saludos.

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