domingo, 13 de junio de 2021

Iconockaut (1975)




Director: José María Nunes
España, 1975, 94 minutos

Iconockaut (1975) de José María Nunes


Tras un parón de seis años durante el que Nunes no logra levantar ningún proyecto, el cineasta volvía de nuevo a la carga con una de sus habituales reflexiones en torno a la libertad del individuo en un mundo esencialmente represor. Y para muestra las dificultades a las que el propio director hubo de hacer frente, ya muerto Franco, cuando la Dirección General de Cinematografía se empeñó en que había que cortar dos escenas del metraje original. Circunstancia que motivó las iras del portugués hasta el extremo de que, pese a algún que otro pase con carácter de preestreno, la cinta no llegaría a estrenarse comercialmente hasta 1981.

La pareja protagonista de Iconockaut (1975) se intuye, aunque ni el hombre ni la mujer habitan en el mismo lugar y la misma época. Ella (María Espinosa) vive en una comuna hippie. En cambio, él (Joan Miralles) aspira a liberarse de sus ataduras burguesas para así poder unirse a su compañera. Pero el ambiente que los rodea es sumamente violento, puesto que la policía y una agresiva banda de motoristas dificultan la mutua conexión de ambos personajes. Todo está ocurriendo siempre, aquí y ahora, ya que en el particular universo nunesiano espacio y tiempo no son más que vacuos conceptos lingüísticos.



Ni la crítica ni determinados sectores de la Izquierda más ortodoxa entendieron una película cuyo principal atractivo reside en el carácter cuasi fantasmagórico de sus imágenes. De hecho, un rótulo inicial advierte al espectador que lo que está a punto de presenciar "No se rodó en las misteriosas islas eternas, porque sólo existen en la imaginación de los personajes". Las playas por cuya orilla deambulan estos dos seres son, en realidad, las de Pals y Begur: localizaciones gerundenses en las que se sitúa una parte de la acción, mientras que el resto transcurre en las Ramblas y el Puerto de Barcelona.

Pegándole fuego a sus pertenencias, ya sean libros o hasta su DNI, el protagonista masculino hace gala de un anarquismo humanista que le valió a Nunes el ser tildado de reaccionario. Hoy puede parecer una polémica estéril, tan ingenua como la puesta en escena del filme. Sin embargo, el mensaje que encierra, en forma de advertencia contra un cierto fascismo latente (ya sea mediante la represión policial ejercida por parte del Estado o a través de grupos paramilitares), sigue siendo perfectamente válido.



4 comentarios:

  1. Estos realizadores que luchan contra los molinos de viento, gusten o no sus películas, merecen todo el respeto e incluso la admiración de quienes gustamos del cine.

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    1. Pues sí: Nunes fue un personaje un tanto quijotesco, tremendamente entrañable.

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  2. Recién ahora veo tu contestación sobre los enlaces que vas dejando. Seguiré ese camino para ver las películas de José María Nunes

    Abrazos

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    1. Estupendo, Frodo. Aunque debo advertirte que su cine es de corte experimental. De hecho, el propio Nunes presumía de hacer películas "aburridas".

      Saludos

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