sábado, 30 de enero de 2021

La boutique (1967)




Título alternativo: Las pirañas
Director: Luis García Berlanga
España/Argentina, 1967, 95 minutos

La boutique (1967) de Luis García Berlanga


La película "maldita" de Berlanga tuvo que rodarse en Argentina con unos actores que ni eran los que Azcona y él habían tenido en mente al escribir el guion ni tampoco los más idóneos para encarnar a la pareja protagonista. Porque si bien los apolíneos Sonia Bruno y Rodolfo Bebán destacan por su apostura yeyé, lo cierto es que distan una eternidad del gracejo carpetovetónico que hubiesen aportado con su presencia los inefables José Luis López Vázquez y Laly Soldevila.

Con todo y con eso, La boutique (1967) destila una causticidad que, de haberse filmado en la Península, difícilmente habría dejado pasar la censura franquista. Tal vez por ello, en Argentina se estrenó con el título aún más explícito de Las pirañas, en clara alusión al carácter destructivo de la relación entre dos jóvenes esposos sin hijos y una suegra (Ana María Campoy, doblada en la versión española por María Luisa Ponte) capaz de urdir una despiadada intriga con tal de atar en corto al díscolo de su yerno.

Berlanga (izquierda) en un cameo junto a los protagonistas


También la música del mítico Astor Piazzolla (1921-1992) contribuye a darle a la cinta el definitivo toque bonaerense, con esos aires de bandoneón tan característicos del compositor nacido, hace justo un siglo, en Mar del Plata. O la presencia en el reparto de un intérprete tan "genuinamente" argentino como Lautaro Murúa (en realidad era de origen chileno) en el papel del engreído Carlos. Hasta la pareja principal, Carmen (Bruno) y Ricardo (Bebán), protagonizan una breve escapada a las playas de Punta del Este (Uruguay), añadiendo otra pincelada sudamericana al que es, sin duda, uno de los títulos menos conocidos de la filmografía de su director.

Sin embargo, y tras haber ahondado en lo más sórdido de la sociedad española en dos filmes determinantes en su carrera como fueron Plácido (1961) y El verdugo (1963), La boutique se queda un poco en tierra de nadie, desprovista de los referentes que Berlanga dominaba por conocerlos de primera mano. Encierra, eso sí, en oposición a la sofisticada frialdad de las tiendas de ropa y las salas de arte moderno, una reflexión bastante pesimista en torno a las relaciones de pareja, en cuyo seno se orquestan las más crueles maquinaciones.



6 comentarios:

  1. Me pareció más bien floja.

    Un abrazo.

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    1. "Floja" porque la firma Berlanga después de haber dirigido dos obras maestras como "Plácido" y "El verdugo". Sin embargo, yo creo que la película tiene mayor interés de lo que muchas veces se ha dicho a propósito de ella.

      Un abrazo.

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  2. A Berlanga le pareció mala, así que no seré yo quien contradiga al maestro. De la música de Astor Piazzola, dijo que era la peor que había firmado en su vida.
    Berlanga había estado tres años en el dique seco, tras "El verdugo" y, según él, no porque estuviera dedicado a otras cosas, sino porque nadie se interesaba por llamarle. Hasta que apareció Cesáreo González y firmó un contrato para tres películas con la productora más potente del cine español de entonces. Hasta que llegaron todos los inconvenientes que señalas en la entrada.
    Por cierto, en el reparto también aparece Marilina Ross.

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    1. Y Osvaldo Miranda, Juan Carlos Altavista, Darío Vittori... La nómina de célebres actores argentinos que participaron en el rodaje de "La boutique" es notable, si bien la jovencísima Marilina Ross, que años más tarde haría carrera en España, destaca aquí por su papel de dependienta un tanto atrevida.

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  3. Hola Juan!
    No la he visto. Ya que lo mencionas, eso de doblar en la misma lengua es algo que no acabo de entender.
    Esa imagen final me tiene intrigado...
    Saludos!

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    1. El doblaje fue práctica habitual durante muchos años por diversos motivos (evitar el sonido ambiente en los exteriores, dotar de una voz más sensual a los actores, asemejarse a la factura de las producciones extranjeras, etc.). En este caso, sin embargo, supongo que se debió considerar que la mezcla de acentos, argentino y español, desentonaría con la historia o, tal vez, desorientaría al espectador.

      Respecto a la imagen final... Los pies son los de Sonia Bruno, tomando el sol en Punta del Este (Uruguay). Lo que su novio está escribiendo en la arena es una broma macabra, en alusión a su posible fallecimiento.

      Saludos.

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