jueves, 11 de septiembre de 2025

El hombre de Mackintosh (1973)




Título original: The MacKintosh Man
Director: John Huston
Reino Unido/EE.UU./Irlanda, 1973, 98 minutos

El hombre de Mackintosh (1973) de John Huston


Son varios los motivos que hicieron de The MacKintosh Man (1973) un filme fallido. Digamos, para empezar, que se trata de una película un tanto extraña, que hay algo en ella que no termina de encajar. De entrada por lo confuso de su argumento, en el que Paul Newman, un actor estadounidense, interpreta a un agente británico que se hace pasar por un ladrón australiano para vigilar de cerca a un espía ruso y finalmente terminar en Irlanda y luego Malta, donde la actriz francesa Dominique Sanda le da un pasaporte canadiense falso.

Se rumorea que el propio Walter Hill, único guionista oficial de entre la maraña de manos que intervinieron en la escritura del libreto, se avergonzaba un poco del engendro que había acabado siendo lo que en un principio estaba previsto que fuese la adaptación de una novela de Desmond Bagley, The Freedom Trap. De hecho, ni siquiera parece que el viejo Huston demostrase excesivo interés por el proyecto durante un rodaje en el que Newman, a pesar de la admiración que le profesaba, llegó a sentirse decepcionado ante la desidia del cineasta.



Aun así, dentro de lo poco que se salva de semejante despropósito cabe mencionar la interpretación de James Mason, metido en la piel de un lord británico que, aparte de gran orador, resulta que es también un agente a las órdenes de Moscú. Desde su primera aparición, de hecho, el actor eleva cada escena con su sola presencia y, aunque su personaje carezca de momentos espectaculares o monólogos dramáticos, es la clase de intérprete que podía sugerir de todo con un simple parpadeo, algo que aquí demuestra con creces.

Gestada en plena Guerra Fría, en un momento en el que el cine británico de espionaje buscaba reflejar el desencanto y la ambigüedad moral propios de aquel conflicto ideológico entre bloques, la cinta se inscribe en la tradición gris y cínica del realismo a lo John le Carré, donde los agentes secretos no son héroes, sino piezas prescindibles en un tablero político opaco. Estrenada en el contexto de un Reino Unido marcado por crisis económicas, tensiones internas y el descrédito institucional, expresa ese clima de sospecha y desgaste, mostrando un mundo donde la traición no es una anomalía, sino una herramienta más del sistema. Así pues, la trama, enredada y pesimista, encaja perfectamente con la atmósfera de desilusión que marcó el fin de la era del espionaje romántico y el inicio de una visión mucho más turbia y burocrática del poder.



martes, 9 de septiembre de 2025

Romería (2025)




Directora: Carla Simón
España, 2025, 114 minutos

Romería (2025) de Carla Simón


Todo parece indicar que Carla Simón cierra un ciclo con Romería (2025). Un tríptico que engloba sus trabajos precedentes, Estiu 1993 (2017) y Alcarràs (2022), para culminar el proceso de indagación en las raíces de su propia familia. A este respecto, la directora ya ha dicho públicamente que su próximo proyecto girará en torno al mundo del flamenco y habrá que estar muy atentos para ver hacia dónde evoluciona la obra de una de las autoras más notables de nuestro actual panorama cinematográfico.

De Romería, en concreto, destaca la apariencia de diario filmado mediante el que Marina (Llúcia Garcia) deja constancia de su particular viaje a Galicia en busca de respuestas que le permitan reconstruir cómo fueron realmente sus padres y en qué condiciones pasaron sus últimos años de vida. Circunstancias que fueron edulcoradas, cuando no directamente silenciadas, por el resto de familiares debido al tabú que rodeaba al sida y al mundo de la drogodependencia.



La base de las diferentes impresiones de la protagonista, debidamente presentadas con su correspondiente número y epígrafe, procede del epistolario que dejó escrito su madre, compuesto por numerosas cartas de cuyo contenido, leído en off, se desprende la vida un tanto desordenada y siempre al límite de una joven de costumbres libérrimas en la España de los años ochenta. Así pues, lo que en principio tenía que ser un simple trámite administrativo para que la protagonista pueda optar a una beca universitaria se acaba convirtiendo en un verdadero revulsivo que le ayudará a recomponer y atar muchos cabos sueltos de su hasta entonces enigmático pasado familiar. 

Dicho proceso no sólo implica que la joven indaga entre los más allegados de su entorno, sino que gradualmente (en lo que supone uno de los principales aciertos de la película) la puesta en escena se adentra en terrenos ligeramente oníricos en los que Marina logrará visualizar a sus padres cuando éstos eran apenas una pareja que tomaba el sol en las terrazas o correteaba a orillas de la playa de su juventud radiante. Todo ello engarzado en una estructura narrativa no lineal en la que la mirada reflexiva convive con la invención poética.



lunes, 8 de septiembre de 2025

April (2024)




Título original: აპრილი
Directora: Déa Kulumbegashvili
Georgia/Italia/Francia, 2024, 134 minutos

April (2024) de Déa Kulumbegashvili


Ardua tarea la de abordar el siempre controvertido tema de la interrupción voluntaria del embarazo en un país de profundas convicciones cristianas como es la Georgia postcomunista. Reto que la cineasta Déa Kulumbegashvili (Oriol, Rusia, 1986) afronta con entereza no exenta de atrevimiento. A este respecto, los planos fijos larguísimos, los silencios de los personajes mirando fijamente a cámara o las acciones y diálogos que quedan fuera de campo constituyen los recursos más notables de una caligrafía concebida para captar la tensión que flota en el ambiente.

Consciente de la trascendencia de su oficio y pese a la presión ambiental, Nina (Ia Sukhitashvili) ejerce la obstetricia con la firme voluntad de garantizar los derechos reproductivos de unas mujeres que acuden a ella a través de la consulta del hospital o, sobre todo, visitándolas a domicilio y de forma fraudulenta, en las condiciones más sórdidas imaginables.



El peligro al que unas y otra se exponen entraña consecuencias para su salud, por supuesto, pero también para su propia integridad física, teniendo en cuenta que tanto las autoridades civiles como las religiosas consideran un delito gravísimo el hecho de atreverse a abortar. Tal vez por ello, la efigie deforme de un ser monstruoso pulula parsimoniosamente en la penumbra de algunas escenas, quién sabe si en alusión a los fetos malogrados o al sentimiento de culpa que arrastran algunos personajes.

Aunque, según parece, es Nina la que, a juzgar por la crudeza de su comportamiento en materia sexual (proponiendo a desconocidos que encuentra en su camino que mantengan relaciones con ella), quien manifiesta mayores remordimientos de conciencia. A fin de cuentas sus superiores, todos hombres, la someten a un continuo juicio sumarísimo que de algún modo termina haciendo mella sobre su autoestima. Aun así, ella no cede en su empeño, de la misma manera, curioso paralelismo visual, que los campesinos que lanzan cohetes para dispersar las nubes de tormenta.



domingo, 7 de septiembre de 2025

El juez de la horca (1972)




Título original: The Life and Times of Judge Roy Bean
Director: John Huston
EE.UU., 1972, 120 minutos

El juez de la horca (1972) de John Huston


The Life and Times of Judge Roy Bean (1972) ejemplifica hasta qué punto el Hollywood de principios de los setenta había dejado de tomarse en serio a sí mismo. De ahí ese aire caricaturesco que impregna la puesta en escena de John Huston de principio a fin de una película que es al wéstern lo que el vodevil a la tragedia clásica. Efectivamente, los códigos del género quedan aquí revertidos en aras de una comicidad que no es sino la cara amable de eso que comúnmente se ha denominado "tono crepuscular".

Por otra parte, la particular forma que tiene el protagonista de aplicar la ley en sus dominios refleja, a su vez, el carácter excéntrico de un cineasta, el mismo Huston que previamente había dirigido El tesoro de Sierra Madre (1948) o Vidas rebeldes (1961), que para aquel entonces ya estaba de vuelta de todo. En ese sentido, la cinta que nos ocupa no sólo desafía las convenciones establecidas, sino que las deconstruye con un lenguaje visual y narrativo cargado de ironía, lirismo y una nostalgia profundamente ambigua.



Aun así, lo que resulta realmente innovador del guion de John Milius no es sólo su capacidad para mezclar lo épico con lo absurdo, sino su osadía al estructurar la historia como una serie de viñetas que se sienten casi como capítulos de una leyenda contada por un borracho lúcido. Por consiguiente, el juez Roy Bean, interpretado con una mezcla de brutalidad encantadora y socarronería extravagante por Paul Newman, no es tanto una figura legendaria como un símbolo mutable: juez, forajido, mártir, tirano y, finalmente, un eco romántico de un mundo que nunca existió tal como se cuenta.

En realidad, lo más fascinante del personaje es que parece celebrar y ridiculizar el mito del wéstern en la misma jugada. No se trata de una parodia ni de un homenaje ciego: es más bien una meditación excéntrica sobre cómo los mitos fundacionales de Estados Unidos fueron construidos a partir de excesos, errores y versiones altamente idealizadas de la realidad. Por eso Roy Bean no es tanto un héroe trágico ni un villano redimido, sino más bien una invención viva del tipo de historia que el cine ha solido contar para autolegitimarse.



sábado, 6 de septiembre de 2025

Los indeseables (1972)




Título original: Pocket Money
Director: Stuart Rosenberg
EE.UU., 1972, 102 minutos

Los indeseables (1972) de Stuart Rosenberg


Si lo que se proponía la productora de Paul Newman con esta película era reeditar el éxito de anteriores filmes protagonizados por la estrella, tales como La leyenda del indomable (1967) o Dos hombres y un destino (1969), lo cierto es que el tiro les salió por la culata. Porque ni hubo sintonía entre el actor y su compañero de reparto, Lee Marvin, lo cual se percibe en la pantalla, ni la cinta logró atraer la atención del público y la crítica. De ahí que se pueda decir que, en muchos aspectos, Pocket Money (1972) fue un proyecto fallido.

El aire crepuscular que rezuma la fotografía terrosa del húngaro László Kovács, en el marco de un paisaje cuya aridez abarca desde el desierto de Arizona hasta las polvorientas llanuras mejicanas, contrasta con un ligero toque humorístico puesto al servicio de dos perdedores de vida errática. En realidad, tanto Jim (Newman) como Leonard (Marvin) forman una pareja despareja cuya química es menos cómica que melancólica, reflejando una masculinidad en proceso de derrumbe.



Bajo la superficie de la desaliñada puesta en escena late una crítica sutil al sueño americano y una elegía a los vínculos masculinos condenados a desaparecer en el contexto de un mundo en continua transformación. No es casual, por tanto, que fuese Terrence Malick quien escribiese la historia, pues ya entonces anticipaba su fascinación por los personajes que se disuelven en la vastedad del paisaje, por los seres que caminan hacia ninguna parte, cargando con su soledad como único equipaje.

Por otra parte, el interés de Stuart Rosenberg por los individuos marginales le llevó a plantear su propia exploración del desencanto en la que la descomposición del mito americano aparece disfrazada bajo la apariencia de una buddy movie ambientada en el Oeste moderno. Así pues, su mirada resulta seca, casi impasible, como si contemplara a sus personajes con una mezcla de ternura y distancia crítica. Algo que la elección del formato panorámico contribuye a subrayar, enmarcando la errancia existencial de estos dos hombres fuera de lugar, fuera de tiempo.



miércoles, 3 de septiembre de 2025

Hada (2023)




Director: Àlex Mañas
España, 2023, 83 minutos

Hada (2023) de Àlex Mañas


Lleno total en los Cines Girona, con gente incluso sentada por el suelo, en el pase de hoy de Hada (2023). Su director, Àlex Mañas, ya hace tiempo que se hizo un nombre como dramaturgo y así lo atestiguan piezas teatrales como Algo (2005) o Amanda T (2018). Fue precisamente una vivencia relacionada con esta última, basada en el caso real del suicidio de una joven canadiense, la que le inspiró el tema central de su ópera prima cinematográfica.

Y es que la cinta de Mañas, protagonizada por alumnos del último curso de interpretación de la Escuela superior de arte dramático Eòlia de Barcelona, surgió a raíz de haber sabido éste que una antigua jugadora de su equipo de baloncesto (pues antes de dedicarse profesionalmente al teatro, Mañas había ejercido de entrenador en un colegio) se había quitado la vida tiempo después de asistir a una de las representaciones de Amanda T en el TNC.



En la ficción (cuyo guion es obra igualmente del cineasta), el vacío que esa persona deja en quienes la conocieron se traduce en multitud de dudas y preguntas sin respuesta. También en un sentimiento de culpa difícilmente soportable, motivo por el que unos y otros buscarán sus propias estrategias para sobrellevar el duelo como buenamente puedan.

Dejando de lado lo que podría haber sido una aproximación más dramática al tema, la película opta, en cambio, por un tono sobrio y realista en el que destacan las interpretaciones profundas de todo el reparto. Unos jóvenes, cada cual lidiando con el dolor que les genera una pérdida tan dolorosa como inexplicable, que se dan cita en el cementerio de Montjuïc para dedicarle el último adiós a la amiga que se fue demasiado pronto y sin dar explicaciones.



martes, 2 de septiembre de 2025

Misterioso asesinato en la montaña (2024)




Título original: Un ours dans le Jura
Director: Franck Dubosc
Francia/Bélgica, 2024, 109 minutos

Misterioso asesinato en la montaña (2024)


El bueno de Franck Dubosc hace ya tiempo que se especializó en producciones más o menos humorísticas, dirigidas y protagonizadas por él mismo y, por ende, hechas a su medida. En esta ocasión, sin embargo, propone una comedia macabra de tintes paródicos cuyo título original (Un ours dans le Jura: "Un oso en los montes Jura") se ha traducido en España con un simple y anodino Misterioso asesinato en la montaña (2024).

A grandes rasgos, el guion, coescrito entre el propio Dubosc y Sarah Kaminsky, bebe del imaginario de filmes como Fargo (1996), aunque sin llegar al extremo de incomodar excesivamente a unos espectadores habituados al tono amable de anteriores proyectos del director e intérprete francés. A cambio, las situaciones, por más crudas que puedan resultar, arrancan multitud de carcajadas a lo largo de sus casi dos horas de hilarante metraje.



Aparte de las diversas carambolas que propician que un sencillo vendedor de abetos de Navidad y su esposa se encuentren de sopetón con dos millones de euros en su haber, la película plantea una serie de temas de fondo como esa entrañable reivindicación de los modestos frente a la insufrible prepotencia de los soberbios. De ahí el lema de la hormiga que, contra todo pronóstico, se acaba tragando a la ballena.

En resumidas cuentas, el humor negro y los dilemas morales a los que deben enfrentarse los protagonistas sobre qué hacer con el dinero dejan entrever una sociedad fragmentada en el seno de una Francia profunda y abandonada institucionalmente. Al mismo tiempo, el oso simboliza la naturaleza que irrumpe en lo cotidiano: esa realidad gris de un medio rural en el que todos se conocen y cuya única vía de escape, tan deprimente como sugestiva, es un club de intercambio de parejas.



lunes, 1 de septiembre de 2025

Profesor Stanley Deen (2023)




Título original: Brave the Dark
Director: Damian Harris
EE.UU., 2023, 112 minutos

Profesor Stanley Deen (2023) de D. Harris


Es más que probable que Brave the Dark (2023) suscite no pocas reticencias entre algunos espectadores. Mayormente porque la factura del filme, dirigido por Damian Harris a partir de un caso real, se halla muy cerca de esas horrendas ficciones televisivas que abundan en las sobremesas de los fines de semana. Aun así, ello no impide que posea, al mismo tiempo, aspectos destacables que a continuación detallamos.

Su protagonista (Jared Harris: hermano, por cierto, del director de la película) es uno de esos profesores verdaderamente implicados en su labor docente. Valorado y aun querido en la pequeña comunidad en la que transcurren los hechos, lleva casi toda una vida impartiendo clases de teatro en un típico centro de enseñanza secundaria (de esos con taquillas en los pasillos) de la Norteamérica profunda. En cambio, Nate (Nicholas Hamilton) responde al perfil de alumno rebelde, aparentemente sin causa, que tarde o temprano termina por meterse en problemas.



Cuando ello finalmente se cumple, la policía local no duda en irrumpir en las aulas para, ante la mirada atónita de profesores y compañeros, detener al chaval y llevárselo preso. A partir de ese momento, Deen moverá cielo y tierra hasta conseguir que Nate vuelva al buen camino. Lo cual pasa por convencer previamente a los demás de que, pese a que nadie daría un duro por alguien cuya actitud violenta lo convierte en potencialmente peligroso, merece la pena darle una oportunidad.

El hecho de que Deen se lleve a casa a su protegido le acarrea no pocos dolores de cabeza, si bien el afecto y el ascendente positivo del maestro acabarán surgiendo efecto para que Nate supere el bloqueo derivado de las vivencias traumáticas de su infancia. En definitiva, se trataría de otro ejemplo más de buenrollismo académico, en la línea de Los que se quedan (2023) o incluso la más clásica El club de los poetas muertos (1989), pero con unos resultados más de andar por casa.



domingo, 31 de agosto de 2025

Casta invencible (1971)




Título original: Sometimes a Great Notion
Director: Paul Newman
EE.UU., 1971, 114 minutos

Casta invencible (1971) de Paul Newman


El gran mérito de Sometimes a Great Notion (1971) reside en una puesta en escena tan sobria y directa como su protagonista y, en esta ocasión, también director. Un Paul Newman muy convincente en su papel de leñador/maderero de Oregón al que las circunstancias obligan a hacerse cargo del caduco negocio familiar. Sobre todo a partir del momento en el que los líderes sindicales de la zona comienzan a ejercer presiones para que los Stamper se adhieran a la huelga y demás protestas convocadas. Algo a lo que el clan, en consonancia con los férreos principios inculcados por el patriarca (Henry Fonda), para quien los compromisos contractuales son sagrados, se negará en redondo.

Y es que todo en aquella casa gira alrededor de los enormes troncos que la corriente arrastra río abajo, desde que se talan los árboles hasta que los operarios los pulen a golpe de hacha o valiéndose de la sierra eléctrica. Trabajo arduo no exento de riesgos, como se pondrá de manifiesto cuando un inesperado accidente laboral propicie una de las secuencias más intensas de la película, en la que los esfuerzos desesperados del personaje de Newman, intentando rescatar a un compañero malherido (Richard Jaeckel), se traducen en la angustia del hombre que intenta en vano enfrentarse a la fuerza indómita de la naturaleza.



Aun así, los rudos modales de Hank y el resto de miembros masculinos de la familia (no hay más que ver el apetito con el que devoran todo cuanto les sirven las mujeres del hogar) contrastan abiertamente con el talante mucho más moderno de Leeland (Michael Sarrazin), hermanastro e hijo pródigo melenudo que regresa al redil con afán un tanto revanchista. Su personaje, de hecho, representa a la juventud americana de aquel entonces, cuya actitud indolente e incluso contestataria entra en conflicto con los valores tradicionales de respeto a la autoridad.

La cruda atmósfera que se hallaba presente en la novela de Ken Kesey (el mismo autor de Alguien voló sobre el nido del cuco) en la que se basa la cinta le vino muy bien a Newman a la hora de ofrecer un sólido retrato de lo que suponen las disputas intergeneracionales en el marco de la América profunda. Sin embargo, el sobresfuerzo que le acarreó producir, interpretar y dirigir (tras el despido de Richard A. Colla) no sólo motivó que terminase exhausto de la experiencia, sino que provocó además que perdiese a menudo los estribos durante el rodaje, razón por la cual se refugió en la bebida, de la que abusó con demasiada frecuencia en aquellos días.



sábado, 30 de agosto de 2025

Un hombre de hoy (1970)




Título original: WUSA
Director: Stuart Rosenberg
EE.UU., 1970, 115 minutos

Un hombre de hoy (1970) de Stuart Rosenberg


Las mismas inquietudes políticas que hicieron que Paul Newman se involucrase en diversas causas, ya fuese la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos o dando públicamente su apoyo a distintos candidatos demócratas, le llevaron a producir y protagonizar una película tan controvertida como WUSA (1970)

Basada en la novela A Hall of Mirrors de Robert Stone, se centra en la figura de un tal Rheinhardt (Newman), individuo cínico y errante que llega a Nueva Orleans. Allí conoce a Geraldine (Joanne Woodward), una mujer igualmente solitaria con la que enseguida inicia una relación sentimental. Con la intención de ganarse la vida, Rheinhardt consigue trabajo como locutor en la WUSA, una emisora de radio local de ideología ultraderechista. Su programación, controlada por el magnate Bingamon (Pat Hingle), difunde mensajes de intolerancia y odio que aspiran a promover una conspiración neofascista.



Al mismo tiempo, la trama sigue los pasos de Rainey (Anthony Perkins), un idealista trabajador social que, sin saberlo, está siendo manipulado por los directivos de la emisora con la finalidad de desacreditar el sistema de bienestar social. A medida que la conspiración avance y la retórica propagada a través de las ondas se vuelva más agresiva, los caminos de estos y otros personajes discurrirán en paralelo hasta confluir en un clímax trágico de fatales consecuencias.

A pesar de haber sido un filme incomprendido en su momento, con el paso de los años WUSA ha ido adquiriendo una cierta aura de título de culto por lo audaz de su temática. De hecho, la hipótesis de un complot de corte totalitario que se sirve de los medios de comunicación como herramienta para el control y la desinformación de la opinión pública prefigura el argumento de producciones posteriores como, por ejemplo, la portentosa Network (1976) de Sidney Lumet. Aun así, y pese a tratarse de una película valiente y socialmente comprometida, lo cierto es que adolece de un planteamiento confuso en el que nada termina de quedar del todo claro.



viernes, 29 de agosto de 2025

La terra negra (2025)




Título en castellano: La tierra negra
Director: Alberto Morais
España/Panamá, 2025, 100 minutos

La terra negra (2025) de Alberto Morais


Pese a que acaba de llegar a nuestras pantallas, el copyright de La terra negra (2025) indica que la película se rodó en realidad hace un par de años, lo cual demuestra hasta qué punto resulta complicado estrenar un determinado tipo de cine más alternativo, por completo ajeno —tanto visual como artísticamente— a la tiranía de los convencionalismos comerciales. Y es que la parsimonia de los diálogos, al igual que la aspereza de cuanto se muestra en pantalla, hacen de la cinta que nos ocupa una apuesta sumamente arriesgada.

Su director, el vallisoletano Alberto Morais (Valladolid, 1976), ya dio muestras en su día de un talento sobresaliente con el documental Un lugar en el cine (2008), excelente aproximación a la experiencia cinematográfica a través de la mirada de diversos cineastas, entre los que destacaban Pasolini o Víctor Erice. Inmejorable carta de presentación a la que ahora, tantos años después, toma el relevo un drama de corte rural, originalísimo en su austera puesta en escena.



La frontalidad de muchos primeros planos, con los actores diciendo el texto mirando a cámara, recordará (a quien tenga el gusto de conocer su filmografía) al Eugène Green de, por ejemplo, El hijo de José (2016). Recurso, reforzado con la ausencia momentánea de sonido ambiente, que produce en el espectador una suerte de extrañamiento, como si se quisiera anunciar que algo cuasi milagroso está a punto de suceder. Ese algo, por cierto, deja entrever un vago aire mesiánico en el personaje de Miquel (Sergi López), cuya capacidad para amansar a los demás lo sitúa en una órbita muy similar a la del misterioso joven que el recientemente desaparecido Terence Stamp interpretaba en Teorema (1968).

Por otra parte, el guion de Morais y Samuel del Amor ubica la trama en un pueblo indeterminado de la Comunidad Valenciana, espacio tan inhóspito como lo son tantísimas regiones de la España profunda y vaciada. Las rencillas y miserias que allí se desarrollan desde tiempos inmemoriales enfrentan a una pareja de hermanos (Laia Marull y Andrés Gertrúdix) con dos o tres vecinos sin escrúpulos y dispuestos a encañonar a quien sea por un palmo más de tierra. Ambiente sórdido, por tanto, al compás de los pasodobles que suenan de fondo en algún bar de lo más cutre, y que contrasta con la música de Bach y el Agnus Dei de Zurbarán que Morais utiliza como leitmotiv en esta parábola sobre odios enquistados y víctimas propiciatorias.



jueves, 28 de agosto de 2025

Mi postre favorito (2024)




Título original: Keyke mahboobe man
Directores: Maryam Moghadam y Behtash Sanaeeha
Irán/Francia/Suecia/Alemania, 2024, 97 minutos

Mi postre favorito (2024)


Hay ocasiones, tal vez demasiadas, en las que el tráiler de una película le hace un flaco favor a la misma al ofrecer una imagen parcial o distorsionada, cuando no errónea, de su verdadero contenido. Eso es más o menos lo que ocurre (quién sabe si de forma intencionada) con Mi postre favorito (2025), cinta iraní que a priori, si uno se fía de su tráiler, pudiera parecer la típica historia ñoña de dos septuagenarios ávidos de compañía. Nada más lejos de la realidad.

En primer lugar, debe contextualizarse debidamente el hecho de que una viuda de cierta edad tome la iniciativa a la hora de entablar relaciones con un hombre en la sociedad teocrática de los ayatolás. Acto revolucionario, sin duda, por lo que tiene de empoderamiento femenino en el seno de un régimen abiertamente misógino. A este respecto, también resulta muy significativa la escena en la que Mahin (Lili Farhadpour), que creció en el Irán anterior a la Revolución Islámica, se encara con la policía en plena calle para defender a unas muchachas que están siendo detenidas por llevar mal colocado el hiyab.



Aunque, como suele ocurrir cuando la intolerancia es norma y las restricciones se hallan fuertemente interiorizadas por la población, al final es una vecina fisgona o incluso algún familiar (la protagonista habla a menudo por teléfono con su hija, que vive desde hace años en el extranjero) quien pone mala cara o recrimina conductas que se consideran inapropiadas.

El giro que toman los acontecimientos hacia el final de la película añade una imprevista nota amarga a lo que estaba siendo un encuentro liberador y de efectos rejuvenecedores, gracias al vino y a la música, para ambos personajes. En la misma medida, podría añadirse, estableciendo un cruel e irónico paralelismo, que los problemas que están teniendo Maryam Moghadam y Behtash Sanaeeha, los directores de este filme, con la justicia de su país.



miércoles, 27 de agosto de 2025

Weapons (2025)




Título en español: Armas
Director: Zach Cregger
EE.UU., 2025, 128 minutos

Weapons (2025) de Zach Cregger


Ni es perfecta ni tampoco aspira a serlo, pero Weapons (2025) posee la habilidad, como toda buena película de género, de mantener al espectador en vilo de principio a fin de una trama milimétricamente calculada a tal efecto. Los amantes del cine de terror reconocerán en ella referencias puntuales, ya hacia el final, a, por ejemplo, El resplandor (1980), si bien sus modelos más evidentes serían el M. Night Shyamalan de La visita (2015) o incluso las atmósferas inquietantes que ya estaban presentes, hace una década, en It Follows (2014).

No cabe duda de que colocar a la infancia en el centro del argumento constituye un recurso habitual en muchas cintas de las mismas características, desde Poltergeist (1982) hasta ésta que nos ocupa, hábil ejercicio de estilo a cargo de un director, Zach Cregger (Arlington, Virginia, 1981), que, después de apuntar maneras con Barbarian (2022), vuelve ahora a la carga con su efectiva forma de contar la inexplicable desaparición de toda una clase de alumnos de primaria.



La estructura episódica con la que se articula el relato permite establecer un juego de miradas en el que el punto de vista sobre unos mismos hechos varía en función de quién sea el personaje protagonista. Así pues, la acción vuelve una y otra vez a los extraños sucesos que perturban la apacible existencia en una típica zona residencial donde se va a desarrollar esta especie de versión moderna del flautista de Hamelín.

En resumidas cuentas, se trata de una fórmula que consiste, entre otras cosas, en puertas que se abren aparentemente solas, sótanos que albergan terribles secretos o conjuros a base de ramas, cabellos y gotas de sangre... Como se ve, todo un surtido de recurrentes elementos sobrenaturales, a cuál más común, hasta completar un repertorio que no por trillado deja de resultar efectivo, a veces más por la vía humorística que por la del propio terror.



martes, 26 de agosto de 2025

El regreso de Ulises (2024)




Título original: The Return
Director: Uberto Pasolini
Italia/Grecia/Reino Unido/Francia, 2024, 116 minutos

El regreso de Ulises (2024) de Uberto Pasolini


Cuando el gran arco llegó a manos de Odiseo, todos nosotros voceábamos al porquero que no se lo entregara ni aunque le rogara insistentemente. Sólo Telémaco le animó y se lo ordenó. Así que lo tomó en sus manos el sufridor, el divino Odiseo, y tendió el arco con facilidad, hizo pasar la flecha por el hierro, fue a ponerse sobre el umbral y disparaba sus veloces saetas mirando a uno y otro lado que daba miedo. Alcanzó al rey Antínoo y luego iba lanzando sus funestos dardos a los demás, apuntando de frente, y ellos iban cayendo hacinados.

Homero
La Odisea
Traducción de José Luis Calvo

Comentaba el otro día Javier Ocaña, en su reseña sobre El regreso de Ulises (2024) publicada en El País, que la película del italiano Uberto Pasolini estaba condenada a ser "la otra", en referencia a la tan anunciada adaptación de La Odisea, a cargo de Christopher Nolan, que está previsto que se estrene el año próximo.

Sea como fuere, lo cierto es que dicha situación no es nueva y otras producciones, como por ejemplo las dos versiones de Robin Hood del 91, el blockbuster de Kevin Costner y la modesta cinta de John Irving, coincidieron en el tiempo y en las salas para mayor gloria de unas y la invisibilidad de sus "competidoras". Parece como si a la industria, movida por el oportunismo, le gustase promover ese tipo de rivalidades.



En cualquier caso, no puede decirse que esta enésima revisitación de las penalidades de Odiseo en su accidentado regreso a Ítaca aporte mucho más que un espléndido reparto en el que brillan nombres de la categoría de Ralph Fiennes, en el papel principal (y también como productor ejecutivo), Juliette Binoche (Penélope) o una veterana Ángela Molina haciendo de Euriclea, la madre del héroe.

Por lo demás, estamos ante una puesta en escena correcta, fiel al texto de Homero en lo esencial, aunque sin la intervención directa de los dioses del Olimpo (lo cual, dicho sea de paso, habrá sin duda contribuido a abaratar los costes de producción...), y que, como no podía ser de otro modo, culmina con el protagonista tensando su propio arco para, después de pasar una flecha por el ojo de doce hachas, ajusticiar a los molestos pretendientes que ocupan su hacienda.



lunes, 25 de agosto de 2025

Dos hombres y un destino (1969)




Título original: Butch Cassidy and the Sundance Kid
Director: George Roy Hill
EE.UU./Méjico, 1969, 110 minutos

Dos hombres y un destino (1969)


Varias razones explican el éxito, tanto comercial como a nivel de crítica, que obtuvo Butch Cassidy and the Sundance Kid (1969). Por una parte, la cinta de George Roy Hill, con guion de William Goldman, planteaba una relectura del género wéstern que supuso su puesta al día en clave ligeramente contracultural. Así pues, la banda sonora de Burt Bacharach le daba al conjunto un cierto aire pop, en alguna secuencia incluso prescindiendo de los diálogos, que se vio recompensado con un par de premios de la Academia.

Al mismo tiempo, la química entre la pareja protagonista, unos Paul Newman y Robert Redford en estado de gracia, retomaba el espíritu de las comedias de colegas (un poco como Bob Hope y Bing Crosby), pero ahora bajo el prisma más sugerente que la condición de sex symbol de ambos actores otorgaba a sus respectivos personajes. Sobre todo porque, formando trío con Katharine Ross, constituían una especie de ménage a lo Jules et Jim (1962) que conectaba de pleno con la estética renovadora de la Nouvelle Vague francesa.



Los más de cien millones de dólares que la película recaudó en taquilla certifican la enorme repercusión de una cinta mediante la que la industria hollywoodense se reinventaba para salir reforzada de cara a un nuevo escenario en el que el público demandaba ya otro tipo de productos más acordes con el signo de los tiempos.

Todo lo cual no impide que el filme destile, asimismo, un aura retro que se manifiesta en los insertos color sepia con imágenes que remedan las proyecciones de la época muda, tal vez con la intención de resaltar el carácter mítico de los protagonistas, así como la nostalgia hacia un mundo que ya no existe y cuya principal característica sería la visión romántica del forajido.



domingo, 24 de agosto de 2025

Quinientas millas (1969)




Título original: Winning
Director: James Goldstone
EE.UU., 1969, 123 minutos

Quinientas millas (1969) de James Goldstone


Quien más quien menos tendrá noticia de la pasión que sintió Paul Newman por el automovilismo, llegando a participar profesionalmente en algún que otro certamen de renombre, como por ejemplo las 24 Horas de Le Mans del 79, donde logró un meritorio segundo puesto. Lo que quizá resulte menos conocido es que dicha afición surgió a raíz de haber protagonizado, junto a su esposa, Quinientas millas (Winning, 1969), interesante filme en torno al mundo de las carreras de coches que combinaba una historia de amor con el afán del piloto Frank Capua (Newman) por triunfar en el circuito de Indianápolis.

En un principio, estaba previsto que el guion de Howard Rodman, bajo la dirección de James Goldstone, se convirtiese en un telefilme de bajo presupuesto. Pero cuando llegó a oídos de Newman que se estaba gestando un proyecto de tales características, enseguida mostró su interés por encabezar el elenco, con lo que la película pasó a convertirse en una superproducción de gran envergadura.



A grandes rasgos, la cinta se centra en la relación entre el susodicho Capua, un individuo más bien solitario, amante de la velocidad y de la cerveza, con Elora (Joanne Woodward), divorciada y madre de un hijo adolescente, que vive en una pequeña localidad donde, como suele suceder muchas veces, el principal pasatiempo son las habladurías. Harta de semejante panorama, la mujer emprende una nueva vida en compañía de Frank. Sin embargo, casarse con él implica convivir con un ritmo frenético de entrenamientos y competiciones...

A la hora de la verdad, las escenas automovilísticas son las que terminan acaparando el protagonismo durante buena parte del metraje, si bien la actuación de la pareja, contenida y repleta de silencios elocuentes, deja traslucir el bagaje acumulado por unos intérpretes que se formaron en el Actor's Studio.



sábado, 23 de agosto de 2025

Comando secreto (1968)




Título original: The Secret War of Harry Frigg
Director: Jack Smight
EE.UU., 1968, 110 minutos

Comando secreto (1968) de Jack Smight


Aprovechando el tirón del éxito cosechado con La leyenda del indomable (1967), los directivos de la Universal le ofrecieron a Paul Newman un papel que volvía a ajustarse al patrón de individuo alocado que logra escaparse de todas las penitenciarías en las que es encerrado. En esta ocasión, la acción transcurre en 1943 y cinco generales de brigada de distintas nacionalidades, aunque todos ellos del mismo bando, son hechos prisioneros por los italianos. 

Con tal de rescatarlos, las altas instancias del ejército aliado tienen la genial idea de enviar en misión secreta a un especialista en evasiones. Y qué mejor candidato que Harry Frigg (Newman), aunque para ello deberán ascenderlo temporalmente de categoría...



Una vez en Italia, el protagonista no sólo cumplirá su objetivo, sino que además queda prendado de la hermosa condesa (Sylva Koscina) en cuya residencia, il Castello de Montefiore, se alojan los oficiales mientras dura su cautiverio. Que tampoco es excesivamente duro, ya que allí son custodiados por el petulante coronel Ferrucci, antiguo director de un hotel en Génova. Hasta que llega una delegación nazi, encabezada por el mayor Von Steignitz (Werner Peters), y la cosa se pone chunga.

Tratándose de una comedia, el rigor de las circunstancias históricas pasa a un segundo plano, por lo que The Secret War of Harry Frigg (1968) se mueve en el terreno amable de la parodia bélica y el enredo amoroso. De ahí que Paul Newman se pase toda la película sonriendo y caminando como un ganso, mientras que el resto de autoridades militares, dado el orgullo inherente a su alto rango, apenas si logran ponerse de acuerdo entre ellos por más que formen un comité. Estrenada comercialmente en España con el título de Comando secreto.